¿Duermes mal? Tu cerebro podría envejecer más rápido.

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¿Duermes mal? Tu cerebro podría envejecer más rápido.

¿Duermes mal? Tu cerebro podría envejecer más rápido.
Foto: Pexels

Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo, pero esas horas no son en absoluto tiempo perdido. Durante el sueño, el cuerpo se repara y el cerebro tiene la oportunidad de protegerse y despejarse. Quienes duermen mal lo notarán en su cerebro a largo plazo.

Un importante estudio del Instituto Karolinska de Suecia, publicado a principios de octubre, muestra que las personas con patrones de sueño alterados tienen cerebros más viejos de lo que sugiere su edad real.

Los investigadores examinaron los hábitos de sueño y los escáneres cerebrales de más de 27.000 británicos de entre 40 y 70 años. Descubrieron que las personas que duermen mal tienen cerebros que, en promedio, parecen casi un año mayores de lo esperado.

Y esto tiene graves consecuencias: según los científicos, un cerebro con aspecto más envejecido parece estar asociado con un deterioro cognitivo más rápido, un mayor riesgo de demencia e incluso una mayor probabilidad de muerte prematura.

La calidad del sueño es compleja. Por lo tanto, los investigadores analizaron cinco factores: si una persona es madrugadora o vespertina, cuántas horas duerme de media y si sufre de insomnio, ronquidos o somnolencia diurna extrema.

Quienes obtuvieron buenos resultados en cuatro o cinco de estos puntos se consideraron durmientes saludables. Las personas con una o ninguna buena calidad de sueño (los durmientes deficientes) tenían cerebros que, en promedio, parecían un año mayores que su edad real. Los noctámbulos y quienes dormían poco o demasiado, en particular, se quedaron atrás.

Parecer un año mayor puede parecer inofensivo, pero los efectos son acumulativos. Pequeñas aceleraciones en el envejecimiento cerebral pueden contribuir a problemas de memoria o enfermedades neurológicas a largo plazo.

Una explicación clave es la inflamación. Dormir mal aumenta los niveles de inflamación en el cuerpo, lo que a su vez puede dañar el tejido cerebral y los vasos sanguíneos. El sistema glinfático, el sistema de limpieza natural del cerebro, que se activa principalmente por la noche, también funciona con menor eficacia en personas que duermen poco o de forma inquieta. Esto provoca la acumulación de sustancias nocivas.

Además, la falta crónica de sueño aumenta el riesgo de enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, todas las cuales afectan la salud del cerebro.

Los investigadores enfatizan que los hábitos de sueño se pueden ajustar. Un horario de sueño regular, menos cafeína y tiempo frente a pantallas antes de acostarse, y un dormitorio oscuro y tranquilo pueden marcar una gran diferencia.

Según la investigadora principal, Abigail Dove, los resultados son una advertencia, pero también una oportunidad: "No podemos prevenir el envejecimiento cerebral, pero podemos influir en la velocidad con la que ocurre. Quienes se toman el sueño en serio mantienen su cerebro joven por más tiempo".

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