Ubisoft defiende microtransacciones en Assassin’s Creed y desata polémica

Desde hace más de una década, los jugadores tienen una relación complicada con las microtransacciones en videojuegos. Lo que para algunos es una forma de apoyar a los estudios, para muchos otros representa un freno a la diversión, una práctica que condiciona el progreso y transforma a títulos premium en experiencias limitadas.
Ahora, los creadores de Assassin’s Creed vuelven a estar en el ojo del huracán. Ubisoft declaró en un informe financiero que las microtransacciones no son un obstáculo, sino una forma de “hacer más divertida la experiencia del jugador”. Esta postura generó reacciones encontradas dentro de la comunidad gamer.
En el documento, la compañía francesa sostiene que los juegos premium deben disfrutarse en su totalidad sin que el usuario pague extra. Sin embargo, justifican las microtransacciones como una vía para personalizar personajes, acelerar misiones o ampliar contenido.
El problema es que el historial de Ubisoft contradice ese discurso. Assassin’s Creed Odyssey, por ejemplo, fue criticado porque el avance era tan lento que muchos jugadores sospecharon que se diseñó así para incentivar compras adicionales.
Ubisoft acumula una lista de episodios polémicos:
- The Crew: su cierre de servidores derivó en una demanda colectiva, ya que los usuarios sintieron que pagaron por un producto que dejó de existir.
- Rainbow Six Siege: jugadores denunciaron que los pagos ofrecían ventajas desbalanceadas.
- Assassin’s Creed Shadows (2025): fue acusado de plagio, obligando a Ubisoft a disculparse públicamente.
Cada año parece traer un nuevo escándalo que erosiona la credibilidad de la compañía, aunque sus franquicias siguen vendiendo millones de copias.
Los jugadores no cuestionan la existencia de contenido adicional, sino la forma en que este se integra. Cuando un título como Assassin’s Creed —históricamente centrado en mundos abiertos e historias profundas— empieza a condicionar el avance a pagos, la comunidad lo percibe como una traición.
El ejemplo más reciente lo vimos con Assassin’s Creed Shadows, donde las microtransacciones ya forman parte del modelo económico. Aunque Ubisoft insiste en que son “opcionales”, muchos fans sienten que el ritmo del juego está diseñado para empujar al gasto.
Ubisoft no es la única empresa señalada: EA, Activision Blizzard y hasta Netflix Games han apostado por microtransacciones. Pero el caso de Ubisoft genera tanto ruido porque sus franquicias —Assassin’s Creed, Far Cry, Watch Dogs— representan para millones de jugadores la esencia del gaming moderno.
El futuro es incierto. Mientras algunos aceptan el modelo como inevitable, otros creen que es momento de replantear el rumbo de la industria para que la creatividad no quede supeditada a la monetización.
Ubisoft sigue defendiendo las microtransacciones, convencidos de que enriquecen la experiencia. Sin embargo, la comunidad percibe lo contrario: un sistema que mina la libertad del jugador. En un mercado saturado, el verdadero reto no será monetizar, sino recuperar la confianza de quienes sienten que Assassin’s Creed y otras sagas ya no pertenecen a los jugadores, sino a las carteras.
La Verdad Yucatán