Un estudio demuestra que beber agua, café y té está relacionado con una mayor longevidad.

Mantenerse hidratado es esencial para el buen funcionamiento del organismo, y no solo importa el agua. Un nuevo estudio publicado en el British Journal of Nutrition muestra que un consumo equilibrado de agua, café y té se asocia con un menor riesgo de muerte por todas las causas, especialmente por enfermedades cardiovasculares. Investigadores en China analizaron datos de más de 182.000 adultos del Biobanco del Reino Unido, un estudio que evalúa el estado de salud de medio millón de personas. Los autores concluyeron que el consumo aislado de café o té no se asocia tan fuertemente con una menor mortalidad como su consumo combinado. «Con algunas reservas, se trata de un estudio interesante que refuerza la idea de que estas bebidas pueden contribuir a la hidratación», comenta el nutricionista Celso Cukier, del Hospital Einstein Israelite.
Una de las limitaciones del estudio es que los hallazgos son observacionales, lo que significa que no establecen una relación de causa y efecto. Además, dado que los resultados se basan en las respuestas de los participantes a un cuestionario, es posible que se hayan omitido detalles importantes, como la forma en que se prepararon las bebidas.
Sin embargo, en el contexto del equilibrio, existen pruebas de que tanto el café como el té, especialmente el té verde, son aliados de la salud cardiovascular y reducen el riesgo de algunos tipos de cáncer, entre otros beneficios.
Además de contener una rica mezcla de compuestos protectores, este dúo ayuda a hidratar el cuerpo. "Dado que nuestro cuerpo está compuesto por un 65% de agua, es esencial reponer las pérdidas que se producen diariamente a través de la orina, las deposiciones, el sudor, la respiración y otros medios", explica Cukier.
Las reacciones vitales dependen del equilibrio de los fluidos que circulan por el cuerpo. Cuando la pérdida de agua supera la ingesta, se producen diversos problemas de salud. La síntesis de todas las sustancias tiene lugar en un medio acuoso; además, mantener una buena hidratación contribuye al transporte de nutrientes, la termorregulación y las funciones renal, digestiva, cardiovascular y pulmonar.
“Los estudios epidemiológicos demuestran que una hidratación adecuada se asocia con una menor incidencia de enfermedades crónicas, siendo un marcador de salud y longevidad”, afirma la nutricionista Valéria Machado, colaboradora en la investigación en el sector de Lípidos, Aterosclerosis y Biología Vascular del departamento de Cardiología de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).
Es importante recordar que el agua siempre debe ser la bebida principal, e idealmente, no deberías esperar a tener sed para tomar el primer sorbo; la recomendación es hidratarse durante todo el día. "Suelo bromear diciendo que no somos un depósito de agua, así que necesitamos distribuirla gradualmente", sugiere Machado.
Aunque generalmente se recomiendan dos litros al día, o entre 30 y 35 ml por kilogramo de peso corporal, todo depende de las características y la rutina de cada persona. Un atleta, por ejemplo, necesita una mayor cantidad porque tiende a sudar más. «Recuerda que muchos alimentos contienen agua, especialmente las frutas», señala Cukier. Eso sí, no incluyas los refrescos ni otros productos azucarados en el cálculo. De hecho, es mejor no añadir azúcar al té ni al café.
Con las personas mayores, es necesario extremar las precauciones. Esto se debe a que el mecanismo de la sed se vuelve menos eficaz con la edad, por lo que pueden no sentir la necesidad de reponer líquidos. Por otro lado, existen afecciones, como la insuficiencia renal, en las que es fundamental controlar la ingesta de líquidos siguiendo las recomendaciones médicas.
Café y té, aliados de las arterias.
Considerado una de las bebidas más populares del mundo, el café ha sido objeto de numerosos estudios por sus beneficios para la salud. Muchas de sus propiedades están relacionadas con la cafeína: esta sustancia posee propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, que ayudan a proteger el endotelio, el tejido celular que recubre los vasos sanguíneos.
El café también aporta polifenoles, como el ácido clorogénico, que combaten el estrés oxidativo y protegen las arterias. Además, contiene compuestos que intervienen en la regulación de los niveles de glucosa en sangre, de ahí su relación con la reducción del riesgo de diabetes tipo 2.
En cuanto al té, los estudios mencionan las variedades preparadas con Camellia sinensis, la materia prima del té verde, negro y blanco. Al igual que el café, esta planta aporta cafeína y compuestos fenólicos. Uno de sus componentes más destacados es el galato de epigalocatequina o EGCG, un potente antioxidante con comprobados efectos antiinflamatorios y cardioprotectores.
Conviene reiterar que, incluso con tantos beneficios, el exceso puede tener consecuencias negativas. El consumo debe ser equilibrado, y los beneficios están ligados a un estilo de vida saludable, es decir, uno que incluya actividad física, sueño reparador, manejo del estrés y otros buenos hábitos.
Fuente: Agencia Einstein
El artículo «Beber agua, café y té está relacionado con una mayor longevidad, según un estudio» apareció primero en Agência Einstein .
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