¿Te sientes decaído y estresado después de las vacaciones? Aquí te explicamos cómo evitar la melancolía posvacacional.
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Esperas tus vacaciones con ansias durante semanas y las disfrutas al máximo, pero finalmente, y a menudo demasiado pronto, llega el momento de volver a sentarte frente a tu portátil. Para muchos, volver a casa después de las vacaciones es un aterrizaje brusco.
Enseguida, esa sensación de relajación desaparece y el estrés vuelve a apoderarse de tu mente. Las investigaciones demuestran que esto es normal, pero también que hay muchas cosas que puedes hacer para prevenir la llamada depresión posvacacional.
Según la Fundación del Cerebro, las vacaciones no solo son buenas para el estado de ánimo, sino también para el cerebro. Durante los días libres, por fin se puede recuperar de todos los estímulos y obligaciones. La hormona del estrés, el cortisol, disminuye, mientras que las hormonas de la felicidad, como la dopamina y la serotonina, aumentan. El resultado: te sientes más ligero, más creativo y, a menudo, con la mente más despierta. Por eso también se te ocurren las mejores ideas después de unas vacaciones.
¿La desventaja? Ese efecto es temporal. Los científicos lo llaman el periodo de desvanecimiento . La sensación de vacaciones puede desaparecer después de tres días, pero a veces dura algunas semanas. Cuanto antes regreses a tu antigua rutina laboral, menos durarán los beneficios.
Mucha gente se complica aún más las cosas poniéndose al día inmediatamente después de las vacaciones. Sus bandejas de entrada están a rebosar, sus compañeros esperan y las reuniones se acumulan. Antes de que te des cuenta, estás trabajando más horas que antes de irte.
Según Harvard Business Review, esto es desastroso: prácticamente pasas de 30 a 100 kilómetros por hora de un plumazo. ¿El resultado? Mayor estrés, culpa e incluso mayor riesgo de agotamiento.
Afortunadamente, existen maneras de prolongar la sensación de las vacaciones y hacer que la transición sea más llevadera. Los investigadores recomiendan lo siguiente:
Planifica un día de descanso. No esperes hasta la noche anterior a tu primer día de trabajo. Date un día para desempacar, hacer recados o simplemente relajarte.
Mantén una agenda ligera. Reserva tiempo para tareas fáciles en tu primera semana laboral y no programes reuniones intensas el primer día.
Trae tus hábitos navideños a casa. ¿Te sentiste genial después de caminar mucho, estar al aire libre o leer? Tenlo en cuenta después de las vacaciones. Incluso los pequeños pasos ayudan.
Planea actividades divertidas después de tus vacaciones. Una cena, un masaje o una tarde en el parque. Las investigaciones demuestran que estas actividades prolongan los efectos positivos de tus vacaciones.
Prepara tus asuntos domésticos. Organiza tus compras, pagos y demás trámites con antelación. Llegar a casa y encontrar un ambiente ordenado y sin estrés marca la diferencia. Además, ¿debes contratar a alguien para que riegue tus plantas? Asegúrate de darle la llave a alguien de confianza.
Establece límites. Decide cuándo estarás disponible de nuevo y cuándo no. Por ejemplo, puedes dejar activas las respuestas automáticas de tus correos electrónicos uno o dos días más para que todo vuelva a la normalidad. Esto evitará que tus vacaciones se arruinen de la noche a la mañana.
Por cierto, no se trata solo de vacaciones. Incluso los breves momentos de descanso durante una jornada laboral ajetreada son beneficiosos. Un paseo rápido, estiramientos o respiración profunda ayudan a restablecer el sistema de estrés. Así que no veas las vacaciones como la única forma de recargar energías, sino como parte de una estrategia más amplia: alternar entre esfuerzo y recuperación.
La idea de que solo mereces descansar cuando tu lista de tareas está vacía puede echarse a la basura. Considera el tiempo libre como parte del buen rendimiento, al igual que los atletas descansan para volver con más fuerza. Si gestionas bien los días después de tus vacaciones, podrás disfrutar de esa sensación de relajación por mucho más tiempo y evitar soñar con tus próximas vacaciones después de solo unos días.
Por eso en muchos campings es obligatorio el uso de gorro y bañador.
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