La espectacular fortaleza europea donde vive una de las monarquías más antiguas y millonarias

Algunas de las monarquías de Europa son muy reconocidas en todo el mundo, como la de España (Borbón), la de Reino Unido (Windsor), la de Noruega (Glücksburg) o la de Suecia (Bernadotte), aunque a menudo se pasa por alto una de las familias soberanas más ricas y poderosas de todo el continente: la de Liechtenstein. La casa real del cuarto país más pequeño del continente (solo por detrás de Ciudad de El Vaticano, Mónaco y San Marino) es una de las más antiguas de todo el mundo.
El príncipe Juan Adán II tiene un gran poder político en Liechtenstein, ya que constitucionalmente incluso puede vetar leyes, pero además pertenece a uno de los linajes más antiguos y acaudalados de Europa. Su residencia en el minúsculo país apenas se puede comparar con la magnificencia de otros palacios reales, pero sin duda es una de las más especiales, ya que es una impresionante fortaleza que se erige sobre todos los edificios de la capital del país, Vaduz.
El castillo de Vaduz, la residencia real de LichtensteinEl castillo de Vaduz se ubica en lo alto de una colina sobre el centro histórico de la capital de Liechtenstein, y al igual que al resto de la capital del país, está rodeada por un entorno natural excelso en el que las cumbres de los Alpes sobresalen por encima de todo. Esta impresionante fortaleza se levantó allá por el siglo XII y casi un milenio después no ha perdido un ápice de su esplendor, siendo uno de los fortines medievales mejor conservados de todo el continente.
A lo largo de los siglos ha sido objeto de numerosas reformas que han dado al fortín el aspecto tan extraordinario que conserva hoy en día, pero a pesar de su larga historia, solo lleva siendo el hogar de la familia real del país menos de 90 años, ya que fue en 1938 cuando el por entonces príncipe de Liechtenstein, Francisco José II, trasladó la residencia real a este castillo de piedra desde Viena.
Con la llegada de la monarquía al fortín, se implementaron todas las mejoras necesarias para que la familia real tuviera todas las necesidades cubiertas. El castillo de Vaduz se compone de unas 130 habitaciones decoradas con todo tipo de lujos, y además alberga una impresionante colección pictórica que añade todavía más grandiosidad a la fortaleza, que está rodeada por un frondoso bosque.
Sin lugar a dudas, el castillo de Vaduz es el principal monumento que se debe visitar en la capital de Liechtenstein, aunque después de hacerlo siempre se puede aprovechar para bajar al casco histórico de la urbe (se tarda unos 20 minutos andando) y explorar otras de sus maravillas, como la conocida Casa Roja o la catedral de San Florián.
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