Descubre 'las Maldivas portuguesas': playas de arena blanca, naturaleza salvaje y mucha calma

A un solo paso de España, nuestro país vecino, Portugal, está lleno de sorpresas. Por ejemplo, quienes busquen un auténtico paraíso de naturaleza salvaje e inhóspita, de esa típica de lugares remotos a orillas del Índico, lo encontrarán en la Ilha de Armona y es uno de los rincones más impresionantes del siempre apetecible Algarve.
Desde el aire, deja sin aliento a quien se atreve a acercarse hasta aquí con sus islas de arenas radiantes rodeadas de aguas de un abanico infinito de azules. Camaleones tomando el sol, peces que nadan en la orilla y un apodo que le viene al dedo: 'las Maldivas portuguesas'.
La Ilha de ArmonaA tan solo 15 minutos en barco (ferry o taxi acuático) de la encantadora localidad pesquera de Olhão emerge esta inesperada isla de aguas poco profundas e indiscutiblemente paradisíacas en las que resulta inevitable animarse a bucear, a navegar a vela, a practicar el windsurf o pasear en kayak entre peces que llegan a la orilla y camaleones que toman el sol tranquilamente.
Situada en el Parque Natural de la Ría Formosa, Armona y las pequeñas islas que la salpican son un despliegue de una luz y serenidad que solo se espera en archipiélagos remotos. Desconectar del bullicio una vez puesto un pie en este lugar resulta casi automático, y es que si hay algo que define a Armona es su carácter desenfadado, pausado y encantadoramente portugués.
Sin embargo, nada fluye por casualidad en 'las Maldivas portuguesas', pues para respetar precisamente esa tranquilidad que tanto se persigue en el verano algarvío, la isla se ha dispuesto para ofrecer todas las comodidades sin interrumpir la calma a la orilla del mar. Por esta razón, esos acogedores restaurantes que tanto definen al Algarve o esas pequeñas tiendas en las que hacerse con los mejores accesorios del verano se extienden al lado de la isla, lejos de la playa, dejando los bancos de arena blanca que emergen al antojo de las mareas al margen del trasiego inevitable que surge con el mercado.
El entorno lo dibujan caminos de arena, casas de una sola altura y un mar que lo envuelve todo. El turismo no se ha atrevido a romper el hechizo y para pasar la noche aquí las opciones son casas en alquiler y un camping.
Olhão: la ciudad cubista del Algarve de siempre
Al otro lado del agua cristalina, tras una breve travesía en barco, late la pintoresca Olhão. Este antiguo pueblo de pescadores, que aún vive con la mirada puesta en el mar como sustento, es una parada perfecta para tomar el pulso al verdadero Algarve. Puertas color turquesa, flores de colores y vida en calma junto al mayor puerto pesquero de la región.
Perderse entre sus calles empedradas y sentarse a degustar cualquiera de las recetas que rinde homenaje a sus pescados y mariscos frescos es estar de vacaciones y apreciar cada detalle de la riqueza patrimonial del sur de Portugal. Unas huevas de pulpo secas o un bocado de corvina serán el mejor aperitivo de tu vida. La arquitectura popular, las plazas, las artesanías… o pasar una mañana en el mercado de Olhão, situado en un edificio de inspiración árabe, es empaparse de los sabores y los olores algarvíos, por no hablar de que probarás los mejores dulces. Observar los rincones de su precioso barrio de pescadores es entender los característicos tejados planos de sus casas, unas azoteas que le han dado el nombre de 'Ciudad Cubista del Algarve'.
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