Sumar convierte en una apuesta a largo plazo la derrota de la jornada laboral

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Sumar convierte en una apuesta a largo plazo la derrota de la jornada laboral

Sumar convierte en una apuesta a largo plazo la derrota de la jornada laboral

La primera gran derrota de la legislatura para Sumar estaba escrita de antemano. La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, emblema programático de Yolanda Díaz, naufragó el pasado miércoles en el Congreso al chocar con el rechazo anunciado desde hacía meses por Junts.

Sin embargo, la vicepresidenta segunda y su equipo se han apresurado a presentar el traspié como un revés táctico, no estratégico. Un mero tropiezo en el terreno parlamentario que, insisten, se compensa con la batalla de fondo que se está librando en la calle. “Hemos perdido una votación, pero vamos a ganar esta medida porque no hay marcha atrás”, repiten estos días desde Sumar, confiando en que el respaldo social sea determinante para desbloquear el proyecto cuando lo vuelvan a llevar al Congreso.

El espacio quita hierro a la dureza de Díaz con Nogueras y resalta que se diera un debate sobre el modelo de país

La estrategia responde a una lógica clara. El primer objetivo es amortiguar la erosión personal que supone para Díaz ver cómo su proyecto insignia naufraga en la Cámara Baja a las primeras de cambio. Pero la maniobra persigue algo más que salvar la imagen de su principal referente. Desde el núcleo dirigente de Sumar se insiste en que el episodio ha servido para colocar de una vez en el centro del debate político las propuestas sociales que la izquierda confederal no pudo desplegar durante la primera mitad de la legislatura, frenadas entonces por la resistencia del PSOE.

En esa clave interpretan fuentes del espacio confederal el choque parlamentario con Junts, al que Díaz acusó sin rodeos de “defender los intereses de los sectores más reaccionarios de la patronal española” y de alinearse con los empresarios en lugar de con “la mayoría trabajadora”.

“Se le ha dado mucha importancia al tono” empleado por Díaz en su cruce con la portavoz posconvergente, Miriam Nogueras, admiten fuentes del grupo parlamentario. El comentario apunta a la inquietud que recorrió durante unas horas al PSOE, temeroso de que la dureza del intercambio pudiera enturbiar las próximas negociaciones del Ejecutivo con los de Carles Puigdemont, en particular para los presupuestos.

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Pero nada de eso ocurrió. Y ayer mismo lo volvió a celebrar el Partido Socialista, que, por boca de la vicepresidenta primera y Ministra de Hacienda, resaltó que la comunicación con Junts sigue intacta.

“Esto es lo que el Gobierno quiere trasladar. Que, como siempre, e independientemente de las vicisitudes que tienen los proyectos de ley, vamos a seguir trabajando por hacer realidad un derecho que creemos que es hora de conquistar para los trabajadores de España”, señaló María Jesús Montero desde Cádiz.

Pero Sumar añade otra lectura al bronco pero normal discurrir de la pugna en el Congreso resaltando cómo la vicepresidenta segunda logró redirigir el debate hacia una reflexión de fondo sobre el modelo de país. “Se trata de cómo repartir la productividad en plena era de la inteligencia artificial, la robótica y los algoritmos”, resumía ayer un dirigente de Sumar, convencido de que esa es la batalla que permite ir más allá de una derrota parlamentaria puntual.

Es innegable que en el relato optimista de Sumar también pesa la necesidad de supervivencia política. Porque, pese al leve repunte de los últimos meses, la mayoría de las encuestas reflejan que el grupo confederal ha perdido aproximadamente la mitad de su estimación de voto respecto a los resultados del 23-J.

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Sin embargo, la coincidencia del revés en la reducción de jornada con la aprobación de nuevos permisos por nacimiento y cuidados y la aceptación por parte de Pedro Sánchez de buena parte de las medidas planteadas por Sumar contra Israel permiten al núcleo dirigente del espacio sacar pecho por el sello social que “empieza a marcar esta segunda mitad de la legislatura”. Además, alimenta la esperanza de que el repunte en las encuestas pueda prolongarse.

Tras dos años complicados, Sumar está aprendiendo a navegar en aguas turbulentas. Y frente a la parálisis que padecía con cada revés parlamentario, ahora se apresura a ajustar velas para mantener el rumbo hacia un proyecto que, aseguran, todavía tiene viento a favor.

Cooperación institucional tras los incendios

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, se reunió ayer en San Vicente de Leira con alcaldes y vecinos de la comarca de Valdeorras (Ourense), recientemente afectada por los incendios que han azotado la provincia. Desde allí, Díaz reclamó a las administraciones que “se den la mano” y “dejen las riñas a un lado” para centrarse en “ponerse a trabajar”. La líder de Sumar puso en valor la presencia de representantes locales “de todos los colores”, calificando el encuentro como un ejemplo de cooperación institucional. “La política útil es esto, el resto son otras cosas”, apostilló en declaraciones a la prensa, en las que también insistió en la necesidad de “políticas múltiples” y de “políticas de prevención” durante todo el año, con brigadas que reciban la formación adecuada para combatir las “nuevas características de los fuegos”.

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