Sheinbaum: traslado de 26 criminales a EE.UU. fue decisión soberana

En Palacio Nacional, la pregunta cayó como piedra en el agua. Eran las 8:20 de la mañana y Claudia Sheinbaum, presidenta de México, miraba de frente a la prensa. Afuera, el eco del traslado de 26 líderes criminales a Estados Unidos todavía retumbaba en los titulares.
Con tono firme, respondió: “Son decisiones soberanas, tomadas por la seguridad de nuestro país”.
El martes, autoridades mexicanas confirmaron el envío a territorio estadounidense de un grupo de criminales de alto perfil. No era la primera vez: en menos de seis meses, era el segundo operativo de este tipo.
Entre los nombres destacaban Abigael González Valencia, líder de Los Cuinis y cuñado de Nemesio Oseguera (El Mencho), jefe del CJNG; Servando Gómez Martínez, La Tuta, exlíder de La Familia Michoacana; Daniel Pérez Rojas, El Cachetes, fundador de Los Zetas; y Juan Carlos Félix Gastélum, El Chavo Félix, ligado a las finanzas del Cártel de Sinaloa.
Unas horas antes, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, había indicado que la acción se realizó “a solicitud del Departamento de Justicia de Estados Unidos” y bajo la condición de no aplicar la pena de muerte.
Sin embargo, Sheinbaum recalcó que la decisión no fue resultado de presión externa, sino producto de un análisis del Consejo Nacional de Seguridad, en coordinación con el sistema nacional de inteligencia.
La mandataria enfatizó que el operativo no está relacionado con el acuerdo de seguridad bilateral entre México y Estados Unidos. “No tiene que ver con un tratado ni con solicitudes formales. Se trata de proteger a México”, insistió.
Fuentes cercanas al gabinete de seguridad adelantaron que la medida busca desarticular redes criminales desde el interior del país, reduciendo su capacidad de operar y enviar órdenes desde cárceles mexicanas.
Expertos en seguridad interpretan el traslado como una señal política: hacia adentro, demostrar que el Estado mantiene el control frente a grupos delictivos; hacia afuera, mostrar colaboración, pero sin ceder soberanía.
En palabras del analista Jorge Retana Yarto: “Es un equilibrio delicado: se coopera con Washington, pero se marca distancia para evitar que parezca sumisión”.
Las extradiciones y traslados de capos a EE.UU. no son nuevos, pero en los últimos años se han intensificado. La razón: en prisiones mexicanas, líderes del narcotráfico han continuado coordinando operaciones.
En Estados Unidos, en cambio, enfrentan juicios con mayores condenas y sistemas penitenciarios de máxima seguridad. Esto reduce sus posibilidades de seguir delinquiendo y dificulta su comunicación con las organizaciones criminales.
Sheinbaum adelantó que el gabinete de seguridad dará más detalles, pero dejó claro que este tipo de medidas continuarán “cuando así lo determine la seguridad de México”.
Mientras tanto, las familias de los capos trasladados se mueven en silencio, y en los círculos criminales, la noticia ya circula como advertencia: el gobierno no dudará en actuar, incluso más allá de sus fronteras.
La Verdad Yucatán