Ruido blanco para aliviar la ansiedad, ¿una buena idea?

¿Cuál es el beneficio del ruido blanco en la ansiedad?
La ansiedad se define como miedo sin una causa identificable. «En psiquiatría, se describe como una respuesta emocional cuya causa inicial se ha perdido o eliminado con el tiempo», explica el Dr. Andrei. «A menudo identificamos vulnerabilidades tempranas en las personas, vinculadas a eventos adversos o sensibilidades particulares, en particular al ruido. En estas personas, el cerebro a veces ha integrado una respuesta de miedo exagerada, con hiperactivación de la amígdala (el área del cerebro que procesa las señales de peligro)». Un simple ruido, incluso uno inofensivo, puede desencadenar una reacción ansiosa desproporcionada. El ruido blanco actúa como un contraestímulo: desensibiliza este circuito del miedo. El cerebro entonces redirige el procesamiento de la señal sonora a otras áreas sensoriales, fuera de la amígdala, lo que permite una modulación más precisa de las reacciones emocionales y conductuales. Esta forma de «reprogramación perceptiva» hace que el ruido sea menos amenazante y más tolerable.
El ruido blanco, una palanca calmante que puede ser efectiva
El ruido, incluso aparentemente neutro, puede asociarse con una experiencia traumática o percibirse como amenazante según la historia de vida de la persona. «Antes de cualquier recomendación, debemos evaluar las reacciones individuales a este tipo de estimulación sonora», advierte el psiquiatra.
Para algunos pacientes, el ruido blanco puede tener un efecto calmante. Para otros, puede desencadenar un ataque de ansiedad o reactivar un trauma. Por ejemplo, si una persona ha vivido un suceso violento en la playa, el ruido blanco que se percibe como el sonido de las olas puede evocar recuerdos o sensaciones desagradables.
Con esto en mente, primero busco identificar vulnerabilidades específicas, como traumas pasados o hipersensibilidad auditiva. Si nada lo impide, sugiero una exposición inicial al ruido blanco fuera de cualquier período de ansiedad, en un entorno tranquilo y seguro, describe Suzana Andrei.
Si la experiencia se vive bien, puede integrarse como un recurso que se puede utilizar en momentos de tensión. Todo esto ocurre en casos donde la exposición al ruido se percibe como negativa. El ruido blanco puede servir entonces como apoyo para la desensibilización o, como mínimo, para modular la respuesta emocional.
Ruido blanco para “acostumbrarse” de nuevo al ruido
Muchas personas, ya sea por su historia de vida o simplemente por su sensibilidad individual, asocian cierta seguridad interior con el silencio absoluto, la ausencia total de estímulos sonoros. Basta con que este equilibrio se altere —por un entorno sonoro inestable o impredecible— para que se instale la incomodidad. La presencia de ruido, incluso moderado, puede ser suficiente para desencadenar ansiedad.
En estos casos, el ruido blanco puede proporcionar una forma de exposición segura, un nivel de sonido controlado y constante que permite al cerebro reconectarse gradualmente con las percepciones auditivas. En otras palabras, «el ruido blanco actúa como una red de seguridad, un umbral sonoro estable que permite readaptarse a la presencia del ruido, sin experimentar inmediatamente emociones intensas ni pánico», describe el especialista.
En pacientes que sufren de ansiedad, esta exposición suave puede ayudar a reconstruir una relación menos tensa con los entornos sonoros.
SudOuest