Masters 1000 de Cincinnati: Terence Atmane, en pleno control, se ofrece un cuarto de final sin precedentes

En Ohio, el miércoles 13 de agosto (jueves por la noche en Francia continental), el tenis francés descubrió una nueva cara: la de Térence Atmane. Procedente de la fase clasificatoria, derrotó al número 4 del mundo, el estadounidense Taylor Fritz, y aseguró su pase a los cuartos de final del Masters 1000 de Cincinnati, que jugará el jueves (viernes por la noche en Francia continental) contra el danés Holger Rune (9.º).
Con 13 aces y una potente derecha que a menudo superaba a su oponente, el zurdo de 23 años concluyó el partido tras dos horas de juego (3-6, 7-5, 6-3), con el rostro destrozado por la emoción. "Es la mejor victoria de mi carrera. Me he quedado sin palabras", declaró el 136.º jugador del mundo ante el micrófono de los organizadores, sin poder contener las lágrimas. De hecho, Terence Atmane nunca antes había vencido a un miembro del top 20.
Antes de superar con creces a Taylor Fritz, el oriundo de Boulogne-sur-Mer (Pas-de-Calais) había vencido sucesivamente a Flavio Cobolli (22.º) y luego al prodigio brasileño João Fonseca, 52.º del mundo con tan solo 18 años. "Espero que este sea el comienzo de una larga racha. Me corresponde seguir trabajando para que este torneo se convierta en una base sobre la que construir", insistió Térence Atmane. Se prepara para entrar en el top 100, en el puesto 93, por primera vez en su carrera profesional.
Sus actuaciones en Cincinnati también le permitieron, en cierto modo, restaurar su imagen, previamente empañada por su mala conducta en la cancha. En 2024, en Roland Garros, en un ataque de frustración, envió una pelota fuera de la cancha, golpeando a un espectador. A principios de mayo de 2025, en las semifinales del Challenger de Wuxi (China), también atrajo la atención tras volcar una nevera portátil, lo que provocó una breve interrupción del partido mientras se secaba la cancha. Unos días después, su derrota en primera ronda ante Richard Gasquet en Roland Garros terminó con abucheos del público, tras ser considerada inapropiada.
La cuestión de la regularidadEsto fue demasiado para la Federación Francesa de Tenis (FFT), que organizó una reunión por iniciativa de Gilles Moretton, su presidente, e Ivan Ljubicic, responsable del tenis de alto nivel, a la que también asistieron Alexis Gramblat, vicepresidente del organismo, y Franck Paque, presidente del Club de Tenis de Boulogne-sur-Mer y representante federal. En esta ocasión, Térence Atmane fue llamado al orden, y la FFT destacó tanto su potencial como la necesidad de una actitud más mesurada. «Hay mucha más seriedad en lo que hago dentro y fuera de la cancha», reconoce ahora.
Hasta ahora, Terence Atmane había forjado su carrera en el circuito secundario: cuatro títulos Challenger. En el ATP Tour, salvo una participación en la tercera ronda del Masters 1000 de Roma 2024, había ganado poco. Desde la última edición de Roland-Garros, solo ha ganado tres partidos, dos de ellos en Challenger, y llegó a Cincinnati debilitado por una lesión en el pie izquierdo. Sin embargo, superó la fase previa sin ceder un solo set, antes de alcanzar los cuartos de final.
Su transformación también depende de la nueva estabilidad de su cuerpo técnico. El fisioterapeuta Guillaume Peyre, quien ya estuvo a su lado en primavera cuando ganó los torneos de Pusan (Corea del Sur) y Cantón (China), forma parte de su equipo para la gira norteamericana. Hicham Messadia, preparador físico que trabajó con Caroline Garcia, también se ha unido a su equipo. «Tendremos que seguir esforzándonos para que este tipo de resultados se conviertan en la norma, y no en un logro», explica Térence Atmane.
Ahora viene la cuestión de la consistencia. Al igual que su compatriota Benoît Paire, es uno de esos jugadores con un talento evidente, pero que a veces se ha dejado llevar por las emociones, lo que ha obstaculizado su progreso a largo plazo. Independientemente del resultado de su duelo con Holger Rune, su actuación en Cincinnati demuestra que puede canalizar su energía y traducir su potencial en resultados concretos.
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