Vídeos: cuando tu doble virtual puede ocupar tu lugar en las reuniones


Las videoconferencias forman ya parte de la vida cotidiana de millones de franceses, hasta el punto de saturarse en ocasiones. Los expertos incluso hablan de «fatiga de Zoom». Pero las nuevas soluciones tecnológicas están empezando a reinventar estas reuniones, a veces interminables, llegando incluso a crear dobles virtuales que te representen en tu lugar.
Todos hemos tenido la experiencia de la reunión del lunes a las 9:00, medio dormidos, con el pelo revuelto y en pijama. Para solucionarlo, herramientas como Pickle AI ahora permiten enviar un doble virtual a la reunión. El principio: grabando solo 5 minutos de tu rostro y tus expresiones, el algoritmo recrea un clon digital tuyo, más "vestido y fresco" que tu yo real. Tus compañeros te ven como te gustaría, mientras que tú puedes quedarte en el sofá, limpiar o desayunar.
Pero ojo: tienes que estar presente en la reunión. La IA simplemente mejora tu imagen, pero eres tú quien habla. La herramienta cuesta unos 25 euros al mes y funciona con todo el software de videoconferencia estándar. Es posible crear varios avatares con diferentes atuendos para evitar levantar sospechas.
Pero esta tecnología abre la puerta a un nuevo problema: ¿cómo puedes estar seguro de estar hablando con una persona real? Están surgiendo soluciones para detectar clones virtuales y fraudes durante las reuniones.
Por ejemplo, la startup francesa Private Discuss está desarrollando algoritmos capaces de analizar transmisiones de video en tiempo real e indicar, mediante una miniatura verde, naranja o roja, el nivel de confianza que se puede depositar en la persona entrevistada. Esta tecnología se está volviendo esencial ante los intentos de fraude, donde se pueden utilizar clones de directivos de empresas para extraer dinero.
Si no quieres crear un clon virtual, también existen herramientas para mejorar tu apariencia en las videollamadas. Zoom, por ejemplo, ofrece un modo "retoca tu apariencia", similar a los filtros de belleza de los smartphones.
Algunos grupos de cosmética van aún más allá, con filtros digitales que añaden base de maquillaje, rímel o lápiz labial y siguen a la perfección los movimientos faciales. Esta tendencia incluso está impactando al sector de la cirugía estética: en Estados Unidos, las consultas se han disparado desde el desarrollo de las videoconferencias, con una mayor demanda de bótox, corrección de párpados y corrección de cuello. Los cirujanos incluso hablan de «dismorfia de Zoom»: después de verse en reuniones, muchos notan detalles de sus rostros que les incomodan.
Entre clones virtuales, filtros de belleza y detectores de estafas, las videoconferencias del futuro podrían no parecerse a las que conocemos hoy. La pregunta es: en tus reuniones, ¿hablas con colegas reales... o con dobles digitales?
RMC