Morante de la Puebla sufre una fuerte cogida y corta un rabo en una noche mágica en Marbella

La Corrida de Candiles que ha tenido lugar este viernes por la noche en Marbella ha sido un éxito total en todas sus variantes; los diestros Morante de la Puebla, Juan Ortega y Pablo Aguado han cortado un total de seis orejas y rabo, pero no es tanto el resultado final sino la noche de toreo artístico que han brindado en el coso marbellí que puso el cartel de "No hay billetes" después de más de cuarenta años del último.
La temporada de Morante de la Puebla está siendo inolvidable, es un lujo poder verlo torear, disfrutar de su toreo y vivirlo en la plaza. El de La Puebla disfruta toreando y nos hace disfrutar a los aficionados como nunca. En el cuarto toro de la tarde lo recibió con las rodillas en tierra para seguir toreando por verónicas, meciendo el capote, citando con los vuelos, parando el tiempo y arrancando los aplausos del público.
Con la muleta comenzó con ayudados por alto de rodillas poniendo al público en pie y rematando por bajo. La primera tanda con la mano derecha fue de mano muy baja, muy relajado, olvidándose del cuerpo, dejándose llevar y pasándoselo muy cerca.
Con la mano izquierda el animal protestaba mucho, tenía que ser de uno en uno, dejándole la muleta muerta delante de la cara, citando con un leve toque de muleta. El animal le avisaba desde el inicio de faena hasta que llegó una fuerte voltereta de la que salió maltrecho el sevillano pero enrabietado para irse a la cara del toro y enjaretarle una tanda de mano muy baja, parando el tiempo y levantando al público de sus asientos.

En su primer toro de la noche, el diestro de La Puebla lo recibió por verónicas aunque el Garcigrande salía muy distraído. Brindó a Fermín Bohórquez y comenzó la faena de muleta por alto, con mucha torería, quietud y un temple exquisito. No era fácil el animal pero el sevillano lo puso todo sobre ambas manos, arrancándole los muletazos de uno en uno, muy en torero, a pesar de que el toro soltaba la cara siempre al final de cada muletazo. El fallo con la espada le impidió cortar trofeo alguno.
La faena de Juan Ortega al segundo toro de la tarde fue un derroche de temple exquisito, de torería, de clase y naturalidad. El recibo con el capote por verónicas fue el prólogo de lo que estaba por venir, las verónicas de mano baja, meciendo los vuelos del capote y parando el tiempo.
Después del paso del toro por el caballo, Pablo Aguado le enjaretó un quite por chicuelinas de manos bajas, enroscándose el capote y con una suavidad exquisita. Replicó Juan por tafalleras, llevando al toro muy toreado y enganchado con los vuelos del capote para rematar a una mano enroscándose el capote.
Brindó al maestro Paco Ojeda y comenzó la faena pegado a tablas con la rodilla genuflexa y por alto, saliéndose al tercio, con torería, rematando por bajo. La obra de arte de Ortega estuvo basada en el temple, la naturalidad y lo exquisito de lo bello de cada uno de los muletazos que le enjaretó al de Garcigrande. Cerró la faena por manoletinas, con la rodilla genuflexa y dándole el pecho al toro, citando de frente y consiguiendo levantar al público de sus asientos.
El quinto de la noche no le permitió a Ortega desplegar toda su esencia tal y como pudimos disfrutar en el segundo toro de la noche. Detalles sueltos llenos de empaque ante un animal que no se lo puso fácil, le costaba mucho por el pitón izquierdo, se quedaba muy corto en la embestida.
No tuvo suerte Pablo Aguado con sus toros con los que no pudo estirarse con el capote, su primero se quedaba muy corto por lo que optó por engancharlo con los vuelos y sacárselo al tercio, rematando con una preciosa media.
Comenzó la faena de muleta sentado en el estribo con ayudados por alto, muy torero y saliéndose al centro del ruedo toreando por bajo con remates muy toreros. Sobre el pitón derecho le exigió mucho, bajándole la mano, toreando con una naturalidad exquisita, que llena la escena y que levanta los olés del público. El toreo de Pablo tiene algo que te atrapa y te embelesa, no es cualquiera.
El sexto toro fue el garbanzo negro de la corrida, se partió el pitón y se quedó muy reservón y, a pesar de las protestas del público, no se devolvió y aunque Aguado lo intentó, el público le pidió acortar faena y acabar con el de Garcigrande.
Seis toros de Garcigrande de correcta presentación, de buen juego en general, destacando el segundo que fue el mejor de la noche.
Morante de la Puebla, de verde hoja y oro: seis pinchazos y media estocada caída (silencio); estocada (dos orejas y rabo).
Juan Ortega, de rosa palo y oro: media estocada levemente desprendida (oreja); pinchazo y estocada (oreja).
Pablo Aguado, de catafalco y plata: estocada (dos orejas); estocada (silencio)
La plaza registró un lleno de "No hay billetes" en noche calurosa.
Al finalizar el paseíllo sonó el himno de España y se le entregó una placa al ganadero Pedro Trapote en reconocimiento a su trayectoria.
Saludó tras parear al cuarto Curro Javier.
Parte médico de Diego Román Jiménez: Acude con traumatismo miembro superior derecho tras la lidia del tercer toro. Deformidad, dolor e impotencia funcional en la muñeca derecha. Se realiza reducción cerrada e inmovilización con férula antebraqueal consiguiendo reducción de la deformidad. Se administra analgésico y es trasladado a centro hospitalario para estudio radiológico. Pronóstico grave.
Parte médico de Morante de la Puebla: Herida incisa en el parietal derecho. Contusión en el glúteo mediano de la cadera derecha. Ha sido infiltrado con analgésico y anestésico intramuscular local. Pronóstico leve.
MMA/fp
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