El primer ministro francés testificará sobre el escándalo de abuso infantil

PARÍS: El primer ministro francés, Francois Bayrou, enfrenta el miércoles uno de los momentos más delicados de sus cinco meses en el cargo mientras responde a las preguntas de un comité parlamentario que investiga denuncias de abuso sexual en una escuela católica. Bayrou ha enfrentado acusaciones de la oposición por haber sabido, como ministro de Educación a mediados de los años 1990, de abusos físicos y sexuales generalizados ocurridos en la escuela Notre-Dame de Betharram, en el suroeste de Francia, durante muchas décadas. El político de 73 años, que fue ministro de Educación de Francia entre 1993 y 1997, ha negado cualquier irregularidad y ha denunciado lo que llama una campaña de "destrucción" contra él. El sábado dijo que su comparecencia ante el comité le daría una "oportunidad de demostrar que todo esto era falso". El centrista Bayrou, sexto primer ministro del mandato del presidente Emmanuel Macron, fue nombrado jefe de gobierno en diciembre pasado. Se le ha encomendado la ardua tarea de sacar a Francia de meses de crisis política. Hasta ahora, Bayrou ha logrado sobrevivir a una moción de censura en un parlamento dividido, pero el caso Betharram ha dañado su credibilidad y su índice de aprobación ha estado disminuyendo constantemente en las últimas semanas. El índice de popularidad de Bayrou cayó por debajo del de Macron por primera vez la semana pasada, según una encuesta publicada el viernes, con solo el 27 por ciento de los franceses aprobando su trabajo. Los analistas políticos han dicho que Bayrou podría enfrentar más presión dependiendo de su desempeño durante la audiencia, que comenzará a las 5:00 pm (1500 GMT) del miércoles. "El escándalo de la escuela de Betharram puede no ser suficiente por sí solo para derrocar a Bayrou, pero podría envalentonar a sus enemigos parlamentarios, y supuestos amigos, a desmantelar el gobierno por otras razones", dijo el Grupo Eurasia. "Abundan los motivos de insatisfacción", añadió la consultora de riesgo político, señalando la crisis presupuestaria de Francia. "Si miente, está muerto" Los dos co-ponentes de la comisión, Paul Vannier y Violette Spillebout, interrogarán a Bayrou sobre lo que sabía sobre las presuntas violencias, agresiones sexuales y violaciones cometidas en la escuela cercana a la ciudad de Pau (suroeste), de la que Bayrou es alcalde desde 2014. Varios de sus hijos asistieron a la escuela católica y su esposa enseñó allí estudios religiosos. Las declaraciones de Bayrou han sido contradichas por varias personas, incluida su propia hija. En abril, la hija mayor de Bayrou acusó al clero que dirigía la escuela de abuso sistemático, incluso mientras su padre era funcionario local, y dijo que un sacerdote la golpeó durante un campamento de verano cuando tenía 14 años. Helen Perlant, que ahora tiene 53 años y usa el nombre de su madre, dijo sin embargo que su padre no sabía nada sobre el incidente. Pocos en el equipo de Bayrou creen que será derrocado por el escándalo. Pero "si miente ante el Parlamento, está muerto" políticamente, dijo un importante partidario de Macron, que pidió no ser identificado. Bayrou ha sobrevivido a múltiples mociones de censura, en parte gracias al apoyo de los socialistas. Sin embargo, un diputado socialista, que pidió no ser identificado, cree que Bayrou está "políticamente acabado". Los Verdes le han acusado de «perjurio» y han pedido su dimisión. Un colaborador de Bayrou destacó que el primer ministro no es objeto de la investigación. La investigación se centra en "los métodos utilizados por el Estado para controlar y prevenir la violencia en las escuelas". Tras escuchar a testigos, víctimas y ex ministros, los dos relatores tienen previsto presentar sus conclusiones a finales de junio. En total, se han presentado 200 denuncias legales desde febrero del año pasado acusando a sacerdotes y personal de Betharram de abusos físicos o sexuales entre 1957 y 2004. El lunes, el padre de una de las víctimas acusó a Bayrou de "mentir" porque el asunto "estaba obstaculizando su ascenso político". Algunos de los internos dijeron que la experiencia los había marcado de por vida y contaron que algunos sacerdotes visitaban a los niños por la noche. "El Estado ha fracasado y no ha protegido a los niños de Betharram", declaró Alain Esquerre, quien representa a un colectivo de supervivientes de escuelas.