Turquía se prepara para cancelar el bufé: ¿Qué les espera a los turistas rusos?

Las autoridades turcas preparan una revolución en la hostelería ante el alza de los precios vacacionales. El consejo presidencial local de política agroalimentaria ha recibido el encargo de elaborar un informe sobre la transición de los hoteles de bufé a la carta.
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La razón son los alarmantes datos del fondo para la prevención del desperdicio: cada año se desechan 23 millones de toneladas de alimentos en el país, y hasta el 50 % de los desayunos de hotel se desechan. La iniciativa, que se presentará al presidente Erdogan, está diseñada para reducir el desperdicio de alimentos, pero corre el riesgo de hacer que las vacaciones, ya de por sí significativamente más caras, en los resorts turcos sean aún más inasequibles. MK investigó la amenaza que esto supone para los turistas rusos.
La ironía del destino es que el concepto mismo de "buffet" fue introducido en el idioma ruso por los viajeros rusos a finales del siglo XIX y principios del XX. Ahora, Rusia es el principal consumidor de este formato en los resorts turcos, donde se popularizó solo en la década de 1990 y se convirtió en una auténtica seña de identidad de la hospitalidad local. Paradójicamente, Turquía ya había tenido la experiencia de verse obligada a abandonar el "buffet": durante la pandemia de COVID-19, los hoteles adoptaron el servicio "a la carta" (es decir, pedir platos del menú) para mantener el distanciamiento social. Sin embargo, la iniciativa actual no se debe a razones epidemiológicas, sino económicas: según cálculos de la Asociación de Hoteleros Profesionales de Turquía, en los hoteles con todo incluido se tiran unos 300 gramos de comida por turista al día, lo que a escala nacional supone decenas de millones de toneladas de desperdicio alimentario y crea un problema monstruoso.
La introducción de un nuevo sistema de restauración en los hoteles turcos, impulsado por el noble objetivo de combatir el despilfarro, podría convertirse en un ejemplo clásico de consecuencias imprevistas. Los expertos del sector turístico coinciden en una cosa: un rechazo radical al formato habitual de "buffet" y "todo incluido" podría afectar gravemente la posición de Turquía en el mercado turístico internacional. Para los turistas rusos, cuya cuota de mercado en los resorts turcos es tradicionalmente alta, el sistema "todo incluido" no es solo una opción, sino un factor clave a la hora de elegir un destino. Como señaló Natalia Osipova, directora ejecutiva de la Alianza de Agencias de Viajes de Rusia, la abolición del sistema de restauración "buffet" podría restar comodidad a las vacaciones y encarecer los precios de los paquetes turísticos. La logística del servicio a la carta en temporada alta requerirá la contratación de un gran número de personal (camareros) para recibir y entregar los pedidos, lo que inevitablemente incrementará los costes operativos de los hoteles. Es muy probable que estos costes se trasladen a los consumidores finales. Mientras tanto, según los agregadores nacionales, las vacaciones en Turquía para los rusos ya han aumentado de precio en casi un tercio (o más precisamente, un 31,2%) en tres años, y el coste medio de un viaje para dos personas ha alcanzado casi los 160 mil rublos.
El vicepresidente de la Unión Rusa de la Industria Turística, Dmitry Gorin, enfatiza que la abolición del sistema "todo incluido" es económicamente desventajosa para Turquía, ya que puede reducir significativamente el flujo de turistas al país, incluso desde Rusia. Subraya que este sistema vacacional beneficia tanto a los hoteleros locales como a los turistas. Los riesgos asociados a un cambio tan radical frenan a los hoteleros a la hora de tomar una decisión definitiva, como lo confirma Dmitry Morkovkin, profesor asociado de la Universidad Financiera del Gobierno de la Federación Rusa.
Artur Muradyan, vicepresidente de ATOR, incluso afirma que si se abandona el sistema de todo incluido, «la viabilidad económica de viajar a Turquía, en particular, perderá su sentido». También es ingenuo esperar una reducción de los precios minoristas de los productos alimenticios en el país únicamente debido a la reducción del desperdicio en los hoteles a corto plazo. Se trata de un proceso largo y complejo, en el que influyen muchos otros factores. Ivan Samoylenko, socio director de B&C Agency, especifica: «Si los hoteles cancelan el sistema de buffet sin una alternativa digna y una reducción de precios, nuestros conciudadanos optarán con mayor frecuencia por vacacionar en Egipto, Túnez y las Maldivas, donde es muy posible encontrar tours a precios comparables a los de Turquía». También añade que «una reducción en el volumen de desperdicio de alimentos conlleva un aumento de la oferta en el mercado alimentario. Y, como resultado, una reducción de los precios. Sin embargo, se trata de un proceso largo y complejo. Estos cambios no pueden ocurrir rápidamente».
Así, Turquía, que ha creado uno de los productos más atractivos del mundo en el segmento del turismo de masas, podría destruirlo al intentar resolver el problema interno del desperdicio de alimentos. Las autoridades del país tendrán que encontrar un delicado equilibrio entre el ahorro de alimentos y el mantenimiento del flujo turístico. Cualquier paso en falso en esta dirección podría costarle caro a la economía nacional, para la cual el turismo sigue siendo un sector crucial. La decisión final aún no se ha tomado, pero esta iniciativa ya se ha convertido en una señal de alarma para toda la comunidad turística, cuyo eco llega a Rusia.
mk.ru