¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando corremos un maratón?

Correr en las calles se ha convertido en un fenómeno en Brasil: en 2024, se celebraron casi 3.000 carreras oficiales en el país, un aumento del 29 % con respecto al año anterior, según la Asociación Brasileña de Organizadores de Carreras de Calle. Millones de brasileños se retan a sí mismos con carreras de larga distancia, como la maratón de 42,195 kilómetros.
Los beneficios de correr incluyen una mejor condición cardiovascular, control de peso y niveles de azúcar en sangre. Sin embargo, junto con las ganancias, surgen preocupaciones. La muerte de un joven de 20 años durante el Maratón Internacional de Porto Alegre el 7 de junio ha reavivado la conciencia sobre los riesgos asociados al esfuerzo extremo. Después de todo, completar una carrera de estas características requiere una adaptación extrema del cuerpo humano, mucho más que simplemente ponerse las zapatillas y correr hasta la meta.
Durante un maratón, el cuerpo necesita adaptarse rápidamente para soportar un esfuerzo prolongado. «Los músculos consumen mucha energía y oxígeno, el corazón late más rápido para bombear sangre y la respiración se acelera para mantener un intercambio gaseoso eficaz. La temperatura corporal aumenta y se produce una gran pérdida de agua y sales minerales a través del sudor, en el proceso de enfriamiento del cuerpo», explica la cardióloga Luciana Janot, médica de referencia de Rehabilitación y Medicina Deportiva del Hospital Israelita Albert Einstein.
Mientras los pulmones aumentan su volumen y frecuencia respiratoria, el corazón bombea de cuatro a seis veces más sangre por minuto que en reposo para proporcionar suficiente oxígeno a los músculos. El metabolismo actúa como una verdadera orquesta, alternando el uso de carbohidratos y grasas según la demanda energética y la condición física del atleta, para mantener la energía necesaria hasta el final de la carrera. «El ejercicio físico es un importante factor de estrés fisiológico, y el maratón representa un estrés más prolongado», resume el cardiólogo.
El cerebro también desempeña un papel crucial durante la carrera, desarrollando una mayor tolerancia a la incomodidad y ayudando a los atletas a mantener la concentración y el control emocional para afrontar la fatiga progresiva. Una investigación publicada en 2017 en el International Journal of Exercise Science demostró que, durante las carreras de larga distancia, los niveles de cortisol (una hormona que ayuda al cuerpo a gestionar situaciones de esfuerzo físico o emocional) y alfa-amilasa (una enzima que marca el estrés agudo) aumentan inicialmente, pero pueden suprimirse en distancias extremas. Esta respuesta neuroendocrina puede ayudar a los atletas a mantener el rendimiento bajo estrés prolongado.
Es hora de reequilibrar
Justo después de cruzar la meta, el cuerpo entra en un período crítico de recuperación. Según Janot, es común sentir dolor muscular, fatiga intensa e incluso alteraciones del sueño y el apetito. «Estas reacciones son normales y forman parte del proceso natural de recuperación», explica.
En las primeras 24 a 48 horas posteriores a la carrera, el cuerpo comienza a reorganizarse, iniciando una respuesta inflamatoria para reparar microlesiones musculares, eliminar toxinas producidas y recuperar las reservas de energía. Los marcadores biológicos, como la creatina quinasa (enzima que ayuda a producir energía en las células musculares) y la troponina (proteína que indica estrés cardíaco), tienden a estar en niveles altos, lo que indica un esfuerzo y una sobrecarga significativos.
El sistema inmunitario también necesita tiempo para reequilibrarse. «En los días posteriores a un maratón, el cuerpo es más susceptible a las infecciones, por lo que es importante respetar el período de descanso», afirma Janot. Este período de vulnerabilidad, conocido como «ventana abierta», puede durar de 24 a 72 horas después del evento. Un metaanálisis publicado en 2024 en Exercise Immunology Review concluyó que los atletas tienen un alto riesgo de desarrollar infecciones respiratorias durante este período debido a la supresión temporal de la inmunidad inducida por el esfuerzo extremo.
La recuperación muscular completa varía de una persona a otra. «Varía entre 10 y 20 días, dependiendo de la condición física del atleta, la intensidad del esfuerzo, su dieta y la calidad del sueño», explica el cardiólogo. Este tiempo refuerza la importancia de una recuperación adecuada tanto para recuperar el rendimiento físico para la siguiente carrera como para preservar la salud general.
Beneficios y riesgos a largo plazo
Prepararse para una carrera de larga distancia requiere cambios significativos en el cuerpo del atleta. El corazón, los pulmones, los músculos y el cerebro se adaptan para afrontar las exigencias del esfuerzo sin comprometer la salud. Según el cardiólogo de Einstein, los principales beneficios de este proceso incluyen una mayor eficiencia cardiovascular, con una reducción de la frecuencia cardíaca en reposo, una mejor sensibilidad a la insulina y una mayor capacidad para utilizar la grasa como fuente de energía.
Sin embargo, las ganancias pueden verse comprometidas si hay exceso. Por lo tanto, entrenar regularmente es esencial para mejorar la condición física, proteger el corazón y fortalecer el cuerpo. «Como en cualquier proceso de adaptación, llega un punto en el que el esfuerzo saludable puede convertirse en una sobrecarga y causar daños», afirma Janot.
Además, los corredores que entrenan intensamente durante largos periodos, sin intervalos de recuperación adecuados, pueden desarrollar el síndrome de sobreentrenamiento . «Algunas señales indican que se puede estar sobrepasando el límite: fatiga persistente incluso después del descanso, dolor muscular prolongado, disminución del rendimiento, trastornos del sueño, cambios de humor y aumento de la frecuencia cardíaca en reposo», advierte Janot.
Los casos de enfermedad repentina, aunque poco frecuentes, también se destacan entre los riesgos. Un estudio publicado en JAMA en mayo de este año analizó a 29,3 millones de finalistas de maratones y medias maratones en Estados Unidos entre 2010 y 2023, y halló 176 paros cardíacos (0,54 por cada 100.000 participantes).
La incidencia se mantuvo estable en comparación con el período 2000-2009, pero la tasa de mortalidad descendió del 71 % al 34 %, y las muertes por paro cardíaco disminuyeron de 0,39 a 0,20 por 100 000. La mayoría de los paro cardíaco se atribuyeron a la enfermedad coronaria, y el estudio asocia la mejora en las tasas de supervivencia con la presencia de desfibriladores y la aplicación inmediata de reanimación cardiopulmonar en las carreras.
Los beneficios del entrenamiento a largo plazo son reales y numerosos, pero requieren planificación, moderación y atención a las señales corporales. «Un entrenamiento eficiente es aquel que estimula al cuerpo a adaptarse progresivamente. Provoca fatiga temporal, mejora el rendimiento con el tiempo y respeta los periodos de recuperación», aconseja el cardiólogo de Einstein.
6 señales de advertencia durante un maratón
1. Deshidratación y desequilibrio mineral
Durante una carrera larga, el cuerpo pierde grandes cantidades de agua y electrolitos (como sodio y potasio) a través del sudor. Si un corredor no se hidrata adecuadamente, puede experimentar presión arterial baja, mareos, calambres, náuseas o incluso confusión mental.
Causa: sudoración excesiva, hidratación insuficiente o incorrecta.
2. Hiponatremia (demasiada agua y poca sal)
Menos conocida, esta afección se produce cuando un corredor bebe demasiada agua, pero no repone el sodio. Esto diluye la sangre y puede causar hinchazón, náuseas, debilidad y, en casos graves, convulsiones. La hiponatremia se observa incluso en atletas veteranos: un estudio publicado en el New England Journal of Medicine analizó a corredores del Maratón de Boston y encontró casos de hiponatremia sintomática en el 13 % de los participantes.
Causa: consumo excesivo de agua pura, sin rehidratación equilibrada.
3. Calambres musculares
Se trata de contracciones involuntarias y dolorosas, generalmente en las piernas. Pueden ocurrir debido a fatiga muscular, falta de entrenamiento adecuado o desequilibrio electrolítico.
Causa: esfuerzo superior al normal, falta de acondicionamiento específico o pérdida de sales a través del sudor.
4. Problemas gastrointestinales
Dolor abdominal, náuseas o necesidad urgente de ir al baño son quejas comunes.
Causa: nutrición inadecuada antes o durante la prueba, nerviosismo, uso de suplementos mal testados o exceso de gel energético.
5. Agotamiento por calor o insolación
El cuerpo puede tener dificultades para controlar su temperatura, especialmente en carreras realizadas en días calurosos y húmedos.
Causa: acumulación de calor corporal, hidratación insuficiente, ropa inadecuada.
6. Arritmias y complicaciones cardíacas
Aunque son poco frecuentes, pueden presentarse especialmente en personas con predisposición o enfermedad cardíaca no diagnosticada.
Causa: esfuerzo extremo sin evaluación médica previa, deshidratación, temperatura alta o uso de estimulantes.
Fuente: Agencia Einstein
La publicación ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando corremos una maratón? apareció primero en Agência Einstein .
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