Jaume Sanpera: emprender hasta el espacio

En el ecosistema digital de Barcelona quedan pocos veteranos tan activos como Jaume Sanpera. Nacido el año 1966 en Manresa, este ingeniero de telecomunicaciones está al frente Sateliot, una compañía de nanosatélites que promete revolucionar el internet de las cosas (IoT). Le avala una larga trayectoria, marcada por el éxito de otras empresas que ha fundado, como el grupo de telecomunicaciones Eurona, la red social Festuc, el portal Amibientum.com o la empresa Techno Trends, pionera en videoconferencias durante la década de los noventa.
“Siempre me ha gustado emprender, soy una persona extremadamente curiosa e inquieta. Mi padre era empresario textil y a mí siempre me han interesado sectores que se están transformando. El mundo aeroespacial había sido inmovilista en los últimos 50 años pero recientemente se ha empezado a abrir y por eso pensé que había una oportunidad en esta industria”, comenta.

Jaume Sanpera
Gusi BejerSanpera fundó Sateliot el año 2018 junto a Marco Guadalupi, José Carrero, Albert Pujol y Alessandro Cirenei. La idea era mejorar la calidad de las comunicaciones de los productos del ámbito del internet de las cosas a través de la conexión vía nanosatélite. Por ejemplo, los sensores que se instalan en los semáforos para controlar el tráfico o los que se colocan en las explotaciones agrícolas para aumentar el control sobre la cosecha. Sanpera asegura que su tecnología es única porque ofrece al sensor conexión 5G directamente vía nanosatélite, sin necesidad de pasar por una estación base en la Tierra. Durante todos estos años, la compañía barcelonesa ha estado desarrollando y patentando este invento y ahora se encuentra en fase piloto con varios de sus clientes potenciales.
Tras una larga carrera en el mundo tecnológico, Sanpera quiere revolucionar ahora la conexión por nanosatéliteDe hecho, el primer proyecto fue el nanosatélite Enxaneta, que se lanzó en el 2021 y se autodestruyó hace un año porque su vida útil terminó. “Sin el apoyo de la Generalitat no estaríamos donde estamos”, agradece Sanpera. Más allá de este proyecto con el gobierno catalán, ha sido crucial para su avance el apoyo financiero del Estado. A finales de marzo, Sateliot consiguió unos 70 millones de euros en una ronda de inversión en la que participaron la Sociedad Española para la Transformación Tecnológica (SETT) y la Sociedad Estatal de Promoción Industrial y Desarrollo Empresarial (Sepides). Conjuntamente, ahora controlan el 18,7% de la empresa. En aquella operación, la compañía dio entrada al fondo Hyperion, Indra y Cellnex, y también obtuvo un préstamo del Banco Europeo de Inversiones por 30 millones de euros. El objetivo, cuenta Sanpera, es lanzar un centenar de nanosatélites en los próximos años. “Tenemos pedidos vinculantes en 50 países, que tienen un valor conjunto de 250 millones de euros. El 80% son privados”, apunta. Sanpera no se atreve a dar más detalles sobre el negocio ya que ahora Sateliot está en fase de pruebas piloto. La previsión es que la compañía alcance en 2030 unos ingresos de 1.000 millones de euros.La oportunidad, dice, es grande porque su tecnología permite mejorar con creces la conectividad de los sensores y otros productos vinculados al internet de las cosas.
Sanpera pasa gran parte de su vida dedicado al negocio. “No me importa trabajar 60 horas a la semana, me apasiona mi cargo y el sector... eso sí, también sé desconectar y disfrutar del tiempo libre. No entiendo a la gente que no se organiza y no tiene tiempo de hacer vacaciones”, comenta. Sanpera es un amante de los deportes. En invierno practica el snowboard , durante el año sale a correr –¡maratones!– y ahora en verano le apasiona salir a navegar. Es un amante del patín catalán y recuerda con emoción cuando participó en la regata inaugural de la Copa del América.
Afincado en Barcelona, Sanpera es padre de tres hijos. Siempre ha pensado que cada uno debe hacer su camino y por eso, nunca han trabajado en sus empresas. Los hijos, comenta, son para toda la vida. En cambio, las empresas no. En este sentido, Sanpera piensa que llega un momento en que los negocios funcionan de manera autónoma, cogen vida propia y entonces él se siente obligado a dejarlos para volver a emprender. A Sateliot todavía no le ha llegado ese momento, la empresa aún tiene mucho que recibir de su parte.
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