“Hem fet el cim!” Cuarenta años del primer Everest catalán

“Al cim del món es troba una altra vida/ tenim els astres a les nostres plantes/ de la tempesta al sol hi ha quatre passos/ banya l’anell la pedra de la força/ la platja de la neu aplega rastres/ i el mapa es troba al mig d’un altre centre”. Esta es la primera estrofa de la oda sextina escrita por el poeta Joan Brossa que Òscar Cadiach leyó la tarde del 28 de agosto de 1985 en la cima del Everest, después de proclamar el histórico: “Hem fet el cim. Visca Catalunya!”. Cuarenta años después de que Cadiach, Carles Vallès, Toni Sors, Narayan Shrestha, Ang Karma y Shambu Tamang pisaran sus 8.848,8 metros las cosas han cambiado radicalmente en el techo del mundo. Ellos eran los únicos en la cumbre: ahora, un día de primavera se congregan centenares de personas en la montaña más codiciada, con la ayuda de cuerdas fijas, de complacientes sherpas y conectadas a tutiplén al providencial oxígeno artificial.

Òscar Cadiach, en el techo del mundo
ARCHIVO CAIXA DE BARCELONA EVEREST 1985El Everest del 85 hermanó a los expedicionarios catalanes, que se reúnen de vez en cuando y rememoran viejos tiempos. La mayoría se reencontraron el pasado junio para ascender juntos el Pedraforca y el próximo jueves celebrarán en Taradell el 40 aniversario con el preestreno del documental Everest 1985. Els primers catalans a fer el cim.

Encuentro de integrantes catalanes de la expedición, en la cima del Pedraforca
Carles VallèsOrganizamos un equipo muy potente para tener más oportunidades de cumbre, éramos 14 catalanes y cinco nepalíes. La ruta elegida fue por la arista noreste, que hasta el momento no la había hecho ningún occidental Conrad BlanchJefe de la expedición
Esta era la tercera incursión de Catalunya en el Everest, tras los intentos fallidos de 1982, por Nepal, y 1983, por el Tíbet. “Organizamos un equipo muy potente para tener más oportunidades de cumbre, éramos 14 catalanes y cinco nepalíes. La ruta elegida fue por la arista noreste, que hasta el momento no la había hecho ningún occidental”, relata el jefe de la expedición, Conrad Blanch, que consiguió aglutinar a la flor y nata del momento. Junto a Cadiach, Vallès y Sors estaban Enric Lucas, Nil Bohigas, Miquel Sánchez, Xavier Pérez Gil, Jordi Magriñà, Jordi Camprubí, Lluís Gómez, Jordi Canals y Toni Ricart capitaneados por Blanch y Joan Massons. Por parte nepalí, Narayan, Ang Karma, Shambu, Nawang Yonden y Nima Dorje

Los integrantes de la expedición con el personal del campo base
ARCHIVO CAIXA DE BARCELONA EVEREST 1985Ahora, pagando unos 11.000 dólares (15.000 la próxima primavera por la vertiente nepalí) se consigue sin problemas el permiso de ascensión, pero en el pasado Nepal y China concedían autorizaciones en cuentagotas, por eso accedieron a la oferta de Pekín de ir al Himalaya en verano, durante la adversa época del monzón. Entonces viajar por el Tíbet era toda una aventura. Tras aterrizar en Lhasa emprendieron un recorrido de tres días por carretera de unos 700 kilómetros hasta el campo base, en Rongbuk. “Estábamos a poco más de 5.000 metros de altitud, en el mismo lugar en el que Irvine y Mallory montaron su campamento, en 1924”, apunta Blanch. Concreta que la expedición, financiada por Caixa de Barcelona, tenía un presupuesto de 35 millones de pesetas (210.000 euros). Transportaron cinco toneladas de material y alimentos. El oxígeno embotellado se utilizó puntualmente, durante la noche previa al ataque a cumbre y en un improvisado vivac a 8.600 metros, en el descenso.
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Porteadores descargando bidones con la carga
ARCHIVO CAIXA DE BARCELONA EVEREST 1985El papel de los cinco compañeros nepalíes fue esencial, con algunos de ellos habían coincidido en otros picos. “Tenían una gran capacidad técnica y calidad humana, fueron una pieza clave”, comenta Blanch.
Lee tambiénYo llegué el último, una hora después, no dejaron sentarme, me pusieron una galleta y un pedazo de chocolate en la boca y bajamos Carles Vallès
Carles Vallès relata la jornada final, cuando a las cuatro de la madrugada partió con Cadiach, Sors, Narayan, Ang Karma y Shambu del campamento VI, a 8.450 metros, rumbo a la cima. “Había muchísima nieve, a cada paso nos hundíamos, avanzábamos muy lentamente, Òscar iba delante abriendo camino”, detalla. Cada paso era un suplicio y Carles, al alcanzar los 8.700 metros, agotado, se quedó atrás y se separó del grupo. Hacia las seis y media de la tarde, hora de Pekín, se oyó el mensaje más esperado. Cadiach anunció por radiotransmisor que sí, que a la tercera a la vencida, que estaban en la cima. Leyó el poema que Brossa les había dedicado y sonó Els Segadors . “Yo llegué el último, una hora después, no dejaron sentarme, me pusieron una galleta y un pedazo de chocolate en la boca y bajamos”, cuenta Vallès. El descenso es otra historia. Ang Karma fue alcanzado por un alud y perdió la mochila, pero un resalte en el terreno frenó la caída. Esa noche consiguió bajar con Shambu hasta las tiendas del campo VI. Este no fue el único percance. Sors quedó atrapado entre dos rocas, logró salir, pero se desequilibró y volvió a precipitarse. Cadiach acudió en su ayuda y todo quedó en otro susto.

A diferencia de la masificación actual, los alpinistas ascendieron solos el Everest
ARCHIVO CAIXA DE BARCELONA EVEREST 1985
Los expedicionarios se enfrentaron a las inclemencias de la época del monzón, con frecuentes nevadas
ARCHIVO CAIXA DE BARCELONA EVEREST 1985
Un momento del ascenso
ARCHIVO CAIXA DE BARCELONA EVEREST 1985Los tres y Narayan improvisaron un vivac a 8.600 metros en una suerte de cavidad excavada entre el hielo y la roca. “Yo –explica Vallès– dormí con Narayan, abrazados para combatir el frío, y él, en broma, me decía que yo lo hacía mejor que su novia. A la mañana siguiente salió con Toni a buscar ayuda, más abajo había un deposito con una o dos botellas de oxígeno”. Vallès y Cadiach estaban al límite, sin apenas fuerzas para moverse. Un atisbo de lucidez los impulsó a descender unos metros. En esos momentos de angustia el papel que jugó Narayan fue esencial: fue a buscar uno de los tanques de oxígeno que y lo subió para auxiliar a sus compañeros. Carles recuerda que chuparon el gas con fruición. “Fue como un chute en vena, nos quedamos relajados y dormimos una media hora”, añade.

Celebración con cava tras la cima
ARCHIVO CAIXA DE BARCELONA EVEREST 1985Todo acabó bien, con un dulce final feliz y regresaron a Catalunya como héroes. Pero dos años después falleció Sors en una montaña cercana, el Lothse Shar, y en 1988 una avalancha se llevó al generoso Narayan, en el Everest. También hay que lamentar el fallecimiento de Nil Bohigas y Shambu Tamang. Ang Karma vive la mayor parte del año en Estados Unidos, Nawang residía en Katmandú y se ha perdido la pista de Nima.
Ese 28 de agosto de 1985 junto a las banderas nepalí y china ondeó la senyera para celebrar una ascensión que, tal como recuerda Blanch, tuvo un importante componente nacionalista.
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