Zelda: Four Swords Adventures, el multijugador olvidado de GameCube

La mayoría recuerda su primer Zelda. El mío fue Ocarina of Time. Pero no fue hasta años después, con tres amigos, una GameCube y varias Game Boy Advance, que conocí Four Swords Adventures. Aquella noche, entre risas, caos y cooperación, descubrí uno de los títulos más injustamente olvidados de la saga.
Lanzado en 2004 para GameCube, Four Swords Adventures se atrevió a romper la fórmula. No era solo Link contra Ganon. Ahora éramos cuatro héroes en sincronía, enfrentando mazmorras, enemigos y desafíos en una experiencia cooperativa sin precedentes. Cada jugador con su propia pantalla gracias a la GBA, algo revolucionario en su época.
Todo comienza cuando Link empuña la Espada Cuádruple, liberando sin querer al temido Vaati y dividiéndose en cuatro versiones de sí mismo. El reino de Hyrule cae en el caos, y solo estos cuatro héroes pueden rescatar a las doncellas, devolver el poder a la espada y enfrentar al mismísimo Ganon.
La narrativa, aunque sencilla, está profundamente ligada al lore de la saga, ubicándose cronológicamente tras los eventos de A Link to the Past. Su sistema por niveles recuerda más a Super Mario que a un Zelda tradicional, lo que le da un ritmo más ágil y amigable para sesiones multijugador.
Si bien el enfoque estaba en el juego en grupo, Four Swords Adventures también ofrecía un robusto modo individual. Cambiar entre los cuatro Links, reorganizarlos en formación y resolver puzles requería ingenio. Y aunque el cooperativo brillaba, el modo solitario estaba tan pulido que no se sentía como una opción secundaria.
Además del modo Aventura en Hyrule, el juego ofrecía Batalla, donde los jugadores competían por gemas, y en Japón, Navi Trackers, una suerte de minijuego competitivo narrado por Tetra. Esta variedad reforzaba su valor de rejugabilidad, algo clave en el ecosistema Nintendo.
Pese a su innovación, Four Swords Adventures no fue un éxito en ventas. ¿El motivo? Su compleja configuración técnica: cables, consolas portátiles y coordinación entre jugadores. No era accesible para todos, pero quienes lo jugaron, difícilmente lo olvidan.
Sus ideas, sin embargo, no murieron allí. Juegos como Tri Force Heroes o Zelda: Echoes of Wisdom heredan sus fundamentos multijugador, y la estética 2D renovada reaparece en títulos actuales. Incluso el concepto de controlar múltiples personajes simultáneamente se ha mantenido en otros títulos de Nintendo.
Hoy, en una era de juegos cooperativos en línea y remakes constantes, Four Swords Adventures merece una segunda oportunidad. Es el perfecto ejemplo de cómo Nintendo experimentó con su saga más emblemática sin perder su esencia.
Quizás no vendió millones, ni tuvo ports modernos, pero su alma vive en cada puzle que resolvemos juntos, en cada mazmorra que exploramos codo a codo, y en cada carcajada compartida en el sofá.
Porque algunos juegos no necesitan fama para ser inolvidables. Solo necesitan ser jugados… en buena compañía.
La Verdad Yucatán