Bichos raros hipnotizan Internet en emisión a 4 kilómetros de profundidad en el Atlántico Sur

Bichos raros hipnotizan Internet en emisión a 4 kilómetros de profundidad en el Atlántico Sur
▲ Imágenes de algunas de las especies captadas por el robot SuBastian en el cañón submarino Mar del Plata.Foto Afp
Afp
Periódico La JornadaMartes 5 de agosto de 2025, p. 6
Mar del Plata., Cientos de miles de argentinos están hipnotizados viendo la transmisión en YouTube de un robot que muestra animales nunca antes vistos del Atlántico Sur, a casi 4 mil metros de profundidad, y que es comentada en vivo por los científicos que conducen la expedición.
La misión argentino-estadunidense explora por primera vez el cañón submarino Mar del Plata, frente a la ciudad balnearia del mismo nombre, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, y la transmisión de este universo oscuro, frío y lleno de vida se ha vuelto un fenómeno viral.
Los diálogos entre los científicos y las explicaciones que ellos dan a los espectadores permiten a los profanos tener un inusual acercamiento a las intimidades de la biología marina.
Por ejemplo, la cámara del robot submarino SuBastian muestra un extraño animalito blanco y se escucha a una de las científicas del equipo preguntar a sus colegas: ¿Lo queremos?
, ¡Sí, sí, lo queremos!
, replican decenas de mensajes en el chat antes de que, en la imagen, se vea activarse el succionador que aspirará al espécimen para su estudio.
La transmisión ha sido vista por cientos de miles de usuarios desde que comenzó hace una semana y supera el millón de visualizaciones por día desde el jueves, cuando comenzó a ser difundida también por televisión.
Hay corales de agua fría con los colores del Caribe, idénticos, ¿cómo puede ser? ¡A 3 mil metros de profundidad!
, contó a la Afp Pablo Penchaszadeh, biólogo marino y pintor, y quien está a bordo como artista.
“La expedición de 20 días Oasis Submarinos del Cañón de Mar del Plat, en la que trabajan 25 científicos –la mayoría del consejo científico argentino Conicet– del Grupo de Estudios del Mar Profundo (Gempa), con el apoyo del estadunidense Instituto Schmidt Ocean, terminará el 10 de agosto.
Desde el buque Falkor (too) del Instituto Schmidt, los científicos argentinos manejan remotamente el vehículo con capacidad de descender hasta 4 mil 500 metros, recolectar muestras con sus brazos robóticos y otros instrumentos y enviar imágenes de alta definición.
Que cualquier persona pueda conectarse desde su casa y ver en vivo lo que estamos viendo nosotros es una oportunidad única
, explicó Daniel Lauretta, director de la expedición, en un comunicado. La ciencia deja de ser algo lejano o inaccesible, y se vuelve parte del día a día
.
Es la primera vez que ojos humanos –aunque remotos– contemplan este oasis submarino en tiempo real, donde convergen las corrientes de Malvinas y de Brasil que, por sus diferencias de temperatura, favorecen altos niveles de biodiversidad marina, según el instituto Schmidt.
Ya vemos cosas increíbles: animales que nunca se habían registrado en esta zona, paisajes submarinos que parecen de otro planeta, y comportamientos que sorprenden hasta a los científicos más experimentados
, comentó Lauretta.
Pero, como todo en Argentina, la ciencia también tiene un trasfondo político. El Conicet ha sido gravemente desfinanciado por el presidente ultraliberal Javier Milei, quien emprendió recortes draconianos al gasto público con su ya famosa motosierra
.
Su presupuesto cayó 21 por ciento el año pasado, los salarios se han derrumbado 35 por ciento desde que asumió el presidente en diciembre 2023 y el desfinanciamiento ha provocado un éxodo de científicos.
Por esto, en el chat brotan mensajes de apoyo: ¡Viva el Conicet!
, escriben los usuarios.
Tomás Atilio Luppi, biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras-Conicet en Mar del Plata, que no participa directamente de la campaña, comentó a Afp que la ciencia está en un momento complicado, tanto desde lo financiero, como desde el soporte y los recursos humanos. Que se esté produciendo este furor es como un faro de luz
.
Cambio en la dieta vegetal fue clave en la evolución de los homínidos: estudio
Europa Press
Periódico La JornadaMartes 5 de agosto de 2025, p. 6
Madrid. Los homínidos comenzaron a consumir plantas herbáceas antes de tener la dentadura ideal para ello, según un estudio que proporciona la primera evidencia del registro fósil sobre el impulso conductual.
Se refiere al salto evolutivo en que los comportamientos beneficiosos para la supervivencia surgen antes de las adaptaciones físicas que la facilitan, según informan los investigadores del Darmouth College en la revista Science.
A medida que los primeros humanos se expandieron desde los frondosos bosques africanos hacia las praderas, su necesidad de fuentes de energía inmediatas los llevó a desarrollar un gusto por las plantas herbáceas, especialmente los cereales y el tejido vegetal almidonado que se esconde bajo tierra.
Los autores del estudio analizaron los dientes fosilizados de homínidos en busca de isótopos de carbono y oxígeno que quedaron tras el consumo de plantas conocidas como gramíneas, que incluyen hierbas y juncias. Descubrieron que los humanos antiguos se inclinaron por el consumo de estas plantas mucho antes de que sus dientes evolucionaran para masticarlas eficientemente. No fue hasta 700 mil años después que la evolución finalmente se puso al día, en forma de molares más largos, como los que permiten a los humanos modernos masticar fácilmente las fibras vegetales resistentes.
Hallazgos sugieren que el éxito de los primeros humanos se debió a su capacidad de adaptarse a nuevos entornos a pesar de sus limitaciones físicas, afirma Luke Fannin, investigador posdoctoral en Dartmouth y autor principal del estudio.
Como antropólogos, hablamos del cambio conductual y morfológico como una evolución simultánea. Pero descubrimos que el comportamiento podría ser una fuerza evolutiva en sí mismo, con importantes repercusiones en la trayectoria morfológica y alimentaria de los homínidos.
Consumo de gramíneas
El equipo de científicos analizó los dientes de varias especies de homínidos, comenzando por el pariente lejano humano Australopithecus afarensis, para rastrear cómo evolucionó el consumo de diferentes partes de gramíneas a lo largo de milenios. A modo de comparación, analizaron los dientes fosilizados de dos especies de primates extintas que vivieron aproximadamente en la misma época: los monos terrestres gigantes similares a los babuinos, llamados teropíteos, y los pequeños monos comedores de hojas, llamados colobinos.
Las tres especies dejaron de consumir frutas, flores e insectos para centrarse en pastos y juncos hace entre 3.4 y 4.8 millones de años, según investigadores. Esto ocurrió a pesar de que sus dientes y sistemas digestivos eran óptimos para comer estas plantas más resistentes.
Los homínidos y los dos primates exhibieron dietas vegetales similares hasta hace 2.3 millones de años, cuando los isótopos de carbono y oxígeno en los dientes de los homínidos cambiaron abruptamente, según el estudio. Esta caída en las proporciones de ambos isótopos sugiere que el ancestro humano de entonces, el Homo rudolfensis, redujo su consumo de pastos y consumió más agua con bajo contenido de oxígeno.
Investigadores plantean que la explicación más consistente con lo que se conoce sobre el comportamiento humano primitivo, según informan, es que los homínidos posteriores accedieron regularmente a los órganos subterráneos de las plantas, conocidos como tubos, bulbos y cormos. El agua, carente de oxígeno, también se encuentra en estos apéndices abultados que muchas gramíneas utilizan para almacenar grandes cantidades de carbohidratos de forma segura, lejos de los animales herbívoros.
La transición de las gramíneas a estos tejidos vegetales de alta energía tendría sentido para una especie en crecimiento poblacional y físico, afirma Fannin. Estos depósitos subterráneos eran abundantes, menos arriesgados que la caza y proporcionaban más nutrientes para el cerebro en expansión de los primeros humanos. Al haber adoptado herramientas de piedra, los antiguos humanos podían desenterrar tubos, bulbos y cormos con poca competencia de otros animales.
Proponemos que este cambio hacia los alimentos subterráneos fue un momento clave en nuestra evolución
, afirma Fannin.
jornada