De Rosa: «No a la revolución verde sin alternativas»

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De Rosa: «No a la revolución verde sin alternativas»

De Rosa: «No a la revolución verde sin alternativas»

A partir de octubre de 2025, la prohibición de la circulación de vehículos diésel Euro 5 entrará en vigor en varias regiones italianas. Una medida que ya ha suscitado fuertes críticas, especialmente por su impacto social y económico. Hemos recopilado la opinión de Cavaliere Domenico De Rosa , director general del Grupo Smet , empresario y figura clave en el sector logístico, quien lanza un emotivo llamamiento: « No se puede imponer una revolución verde sin ofrecer alternativas concretas ».

Señor De Rosa, ¿cuál es su posición sobre la prohibición del diésel Euro 5 prevista para octubre de 2025?

Se trata de un ejemplo más de una deriva regulatoria abstracta, que parte de supuestos teóricamente aceptables —como la reducción de emisiones— pero ignora por completo el contexto socioeconómico italiano. Esta medida se impone desde arriba, de acuerdo con las directivas europeas, pero sin considerar las condiciones reales de las familias, los artesanos y los comerciantes.

¿No debería la medida promover la transición ecológica?

En teoría sí, pero en la práctica se traduce en un ambientalismo punitivo, que no premia a quienes se adaptan, sino que castiga a quienes no pueden. Los más afectados no serán los propietarios de coches eléctricos o híbridos de lujo, sino las familias con un solo ingreso, los autónomos y las pequeñas empresas, a menudo en zonas urbanas donde no existen alternativas de movilidad válidas.

¿El problema es entonces la falta de alternativas concretas?

Exactamente. En Italia aún no existe un sistema de transporte público eficiente y generalizado, ni un mercado eléctrico accesible para la mayoría. Los vehículos diésel Euro 5, que a menudo aún funcionan perfectamente, serán excluidos por obediencia ideológica, no por razones técnicas. Es un atajo que no genera innovación, sino desigualdad y empobrecimiento.

¿Qué opinas del impulso europeo hacia una transición ecológica acelerada?

Existe una uniformidad miope en el pensamiento europeo. Se trata a Polonia como a Dinamarca, a Italia como a los Países Bajos, sin tener en cuenta las profundas diferencias en términos de ingresos, infraestructuras y competitividad industrial. Italia debería tener la valentía de proponer un camino diferente y realista, que combine la sostenibilidad ambiental con la estabilidad social.

¿Cuales son en su opinión los principales riesgos?

El primero es el devastador impacto económico en sectores enteros vinculados a la movilidad urbana y la logística. El segundo, aún más peligroso, es el efecto a nivel social: el ambientalismo comienza a percibirse como una imposición elitista. Esta desconexión entre instituciones y ciudadanía es un caldo de cultivo para la desconfianza y las tensiones.

¿Qué debe hacer el gobierno para corregir el rumbo?

Dejemos de considerar cada directiva europea como un destino inevitable. Necesitamos una política nacional autónoma, que parta de las necesidades concretas del país y construya soluciones viables. Basta de prohibiciones: invirtamos en infraestructuras, transporte público e innovación industrial. Solo así Italia podrá volver a ser protagonista del debate europeo, en lugar de permanecer como una víctima pasiva.

La reflexión del Cavaliere Domenico De Rosa lanza una clara advertencia: la transición ecológica es necesaria, pero debe construirse con inteligencia, equidad y respeto por las condiciones reales de la sociedad italiana. Ignorar este equilibrio significa alimentar las fracturas sociales y arriesgarse a un rechazo generalizado de políticas que, en cambio, deberían unir. El futuro de Italia también pasa por aquí: por la capacidad de combinar la sostenibilidad con la justicia social.

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