Alimentación: La gran distribución enfrenta críticas por su falta de participación en la transición alimentaria

"Rezagados" en la transición alimentaria, según un importante estudio publicado a mediados de mayo por Climate Action Network (RAC), y acusados por varias asociaciones, entre ellas Foodwatch el jueves, de "vender" la salud de los consumidores al centrar sus promociones en productos demasiado grasos, demasiado dulces o demasiado salados, los gigantes de la distribución ven su modelo criticado. Este modelo, "basado en precios bajos y grandes volúmenes, no es capaz de integrar los desafíos de la transición alimentaria", explica Charlie Brocard, investigador en alimentación del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales.
Sin embargo, los pesos pesados del sector insisten en que son conscientes de los problemas y están haciendo esfuerzos. Carrefour, por ejemplo, asegura que ha "hecho de la transición alimentaria su razón de ser". Leclerc, a menudo uno de los más criticados en diferentes encuestas e informes -con una nota de 4,5 sobre 20 otorgada por el RAC en su informe sobre la transición ecológica de la gran distribución- anunció a mediados de abril el lanzamiento de su propio indicador de carbono para sus marcas blancas.
Pero entre las guerras de precios que libran Leclerc, Carrefour, Intermarchés y Lidl, los "márgenes muy bajos" y la "falta de crecimiento" del sector, el contexto hace que cualquier cambio de modelo hacia una forma más virtuosa sea "complicado" sin "debilitar el modelo económico", explica Rémy Gerin, director de la cátedra FMCG de Essec.
La influencia de la gran distribución en el consumo de alimentos es considerable: según la FCD (federación patronal de supermercados), los alimentos en las grandes superficies generan casi 200.000 millones de euros de facturación anual. Pero los grandes minoristas "deciden lo que ponen en sus estanterías, fijan los precios y deciden qué artículos ponen en oferta", señala Rémy Gerin. La preponderancia de las carnes rojas y de los platos preparados en detrimento de los alimentos de origen vegetal es, por ejemplo, una de las críticas que más aparecen en las encuestas de ONG y asociaciones.
"Al centrarse en la promoción de determinados alimentos (productos sanos, no procesados, vegetarianos), los distribuidores podrían crear mercados", según Charlie Brocard, que cita el ejemplo de los productos orgánicos. “Cuando los distribuidores dejaron de vender productos orgánicos, las ventas cayeron. Esto demuestra su verdadero poder sobre la demanda”, explica el investigador.
En otras partes de Europa existen ejemplos. El gigante minorista belga-neerlandés Ahold Delhaize, por ejemplo, afirmó ofrecer un 44,1 % de proteínas vegetales en sus supermercados de los Países Bajos para 2023. «El poder de la oferta existe, pero no es el único. No debemos eximir a los consumidores de su responsabilidad», responde Layla Rahhou, secretaria general de la FCD, para quien la transición alimentaria es «un problema social global» y «una lucha que (la gran distribución) no puede liderar sola».
Esto es también lo que surge de las entrevistas realizadas por la Red de Acción Climática a líderes del sector.
"Necesitamos puntos de referencia", afirma Dominique Schelcher, director general de la Coopérative U, quien se muestra "muy partidario del etiquetado ambiental", que considera "esencial". Desde la Ley del Clima de 2021, Francia prevé introducir un etiquetado ambiental en todos los productos alimenticios para informar mejor a los consumidores, similar al Nutri-Score.
SudOuest