El día del funeral de Bernard Lacombe, el futuro del Olympique Lyonnais, descendido a la Ligue 2, se convierte en una cuestión política.

El miércoles 25 de junio, en la sofocante explanada de la iglesia de Fontaines-sur-Saône (Ródano), al norte de Lyon, William, de 50 años (que prefirió no revelar su apellido), sostenía cerca de su corazón un álbum de Panini, como un preciado breviario. Con gafas de sol y rostro triste, el aficionado del Olympique Lyonnais (OL) explicó que su padre le había transmitido su pasión por el fútbol y el club al regalarle este folleto del Mundial de 1978. Dentro, había fotos de jugadores, algunas firmadas. Una en particular: la de Bernard Lacombe, con su mirada dulce y su nariz de boxeador. "Me lo encontré en la terraza de un restaurante y me firmó con una amabilidad increíble. Era el alma del OL", dijo William, conmovido, durante el funeral del exdelantero centro y asesor del OL durante muchos años, fallecido el martes 17 de junio a los 72 años.

Tras la ceremonia, William volvió a recoger firmas en la página de la selección de Francia 78, acercándose a Marius Trésor, Dominique Rocheteau y Didier Six, quienes acudieron a despedir al genio, máximo goleador francés del campeonato nacional. Alain Giresse dejó huella, a pesar de estar lesionado ese año. Serge Chiesa y Fleury Di Nallo se dejaron caer discretamente. Junto con Lacombe, formaron un trío apasionado.

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