En Madrid, una serie resucita los fantasmas del fallido golpe de Estado de Franco del 23 de febrero de 1981

Para llegar al set de Anatomía de un Momento , hay que abandonar la autovía Madrid-Valencia por una salida apenas señalizada. La pequeña carretera mal asfaltada que se tomó se convierte en una pista de tierra que serpentea por la meseta, entre maizales con gigantescos aspersores que van y vienen. Una granja abandonada destaca por la masa de coches urbanos que se apiñan a su alrededor bajo el sol abrasador de principios de verano. Bajo el cobertizo, se ha instalado una cantina. Un edificio alargado, que recuerda muchísimo a una pocilga en desuso, está aislado del resto del mundo por una esclusa de aire. Una vez atravesada, se accede a una larga sala al fondo donde se sientan los jueces uniformados.
Un miembro del equipo explica esta desconcertante reubicación del rodaje de una de las series más esperadas en España: «El diseñador de producción [Pepe Domínguez del Olmo] buscó por todas partes un volumen que permitiera que el techo entrara en el encuadre, como la sala del tribunal real. Solo encontró eso». El juicio en cuestión, que sirve como acto final de Anatomía de un Momento , Se inauguró en febrero de 1982, en una antigua sala de audiencias del distrito militar de Campamento, en Madrid, un año después del intento de golpe de Estado que intentó interrumpir el curso de la transición democrática española tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.
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Le Monde