Gaspard Koenig: “Las lombrices son nuestro pasaporte para seguir persistiendo”

Cuando el filósofo y escritor Gaspard Koenig (Neuilly-sur-Seine, Francia, 1982) empezó a plantear su nueva novela, tenía clara una cosa: “Quería centrarme en dos jóvenes que tienen grandes ideales pero que, con el paso de los años, se dan cuenta de lo difícil que es cumplirlos y se dan de bruces con la realidad”, confiesa a La Vanguardia.
Esos ideales están relacionados con el cambio climático. “¿Qué otra cosa podría preocuparles más? La vivienda, es cierto, pero, lamentablemente, ese problema dan por hecho que lo tendrán. Con el planeta, en cambio, muchos se convencen de que tienen una última oportunidad para salvarlo y que son ellos quienes deben hacerlo, en visto de que los más mayores parecen haberse rendido”.
Las lombrices descomponen organismos muertos para que surjan nuevas formas de vida”
Los protagonistas de su nueva historia, Humus (Seix Barral) son Kevin y Arthur, dos estudiantes de Agronomía que, si bien no son activistas, tienen esa misma fijación generacional, a la que suman una nueva: las lombrices, unos seres que, en opinión de Koenig, “están extremadamente subestimados pues, sin ellas, no existiríamos ninguno de nosotros. Nos encontramos también ante una crisis de biodiversidad, que tiene sus raíces precisamente en el suelo, pues es donde se desarrolla la mayor parte de vida. Y las lombrices son las agricultoras de la tierra. Descomponen organismos muertos para que surjan nuevas formas de vida”.
A partir de estos invertebrados, Arthur y Kevin pretenden cambiar el mundo, pero de formas muy distintas. El primero opta por regenerar un terreno familiar arruinado por los pesticidas; mientras que el segundo lo intenta con una start-up que le convertirá en el chico de moda del capitalismo verde, pese a que su negocio no sea tan ético como promete.

Una persona hace compost con lombrices.
Getty Images“Uno se eleva y el otro cae en los márgenes, pero ambos, de un modo u otro, se enfrentan a la decepción. Me interesaba ver cómo reaccionaban”, adelanta el autor, que pasó unos días por Barcelona para ofrecer más detalles de esta trama, en la que no oculta que ha plasmado su ecoansiedad.
Podría haberlo hecho con un ensayo, pues son muchos los conocimientos que ha estudiado en las casi dos décadas que tiene en mente esta historia. Sin embargo, optó por la narrativa. “Me sentía más libre planteando todo esto con una novela que con un ensayo. No tengo una opinión definitiva sobre determinados temas. Así que, a través de mis personajes, me abstengo de juzgar”
Me sentía más libre planteando determinados temas sobre los que no tengo una opinión definitiva con una novela que con un ensayo”
El escritor no oculta que para parte de su historia encontró inspiración en Theranos, “una empresa dirigida por Elizabeth Holmes que operó en Silicon Valley y que decía producir análisis de sangre a partir de una sola gota de sangre, lo que invitaba a pensar que transformaría la industria. Su tecnología no avanzó como se esperaba y lo suplieron con todo tipo de mentiras. El capitalismo de capital privado implica fingir hasta lograr los objetivos, si es que alguna vez se alcanzan”.

El filósofo y escritor Gaspard Koenig durante su visita a Barcelona
Llibert TeixidoSea como sea, con este libro –que desde su publicación se ha alzado con los premios Interallié, Transfuge y Jean Giono, y que ha sido finalista del Goncourt y del Renaudot– se dejan en el aire varias cuestiones. “Una de las principales, y sobre la que no he hallado respuesta, es sobre si el capitalismo es capaz o no de comprometerse con el ecologismo. Me encantaría ofrecer una respuesta afirmativa, pero no lo tengo claro”.
Sobre lo que sí parece estar más concienciado es sobre la necesidad de generar interés sobre las especies que viven en el suelo, de las que “solo conocemos un uno por ciento. En una cucharada de tierra tenemos 10.000 millones de años, un universo increíble del que no tenemos idea y que puede ser nuestro pasaporte para seguir persistiendo”.
lavanguardia