A propósito del choque entre Morante y Roca Rey por la inoportunidad de un quite: otras peleas, pero de verdad, en los ruedos

Las peleas en el ruedo no suponen nada nuevo. Las hubo, pero de verdad, no una recriminación por la inoportunidad de un quite, a lo largo de los años, en diferentes épocas. Lo de Morante de la Puebla y Roca Rey en El Puerto se queda en una agarrada dialéctica de patio de colegio al lado de las bofetadas que se repartieron Paco Camino y Manuel Benítez "El Cordobés" en Aranjuez -el 1 de mayo de 1965- o José María Manzanares y El Soro en Valencia 20 años después -el 12 de mayo de 1965-. Y también fue por un quite el enredo. Sin mirar siquiera el Reglamento, pues no se trataba de eso. Sino si le convenía al toro o no.
La escena entre Camino y El Cordobés sucedió cuando el maestro de Camas intervino como réplica a otro del Ciclón de Palma del Río. La crónica de ABC lo contaba de este modo: «El Cordobés da unos lances lucidos. Paco Camino, haciendo uso de un derecho reglamentario, se va hacia el toro dispuesto a realizar su quite. El toro no se arranca. Camino se quita la montera y se la lanza al animal para encelarle. Y vaya si se encela. Allá va el toro y Camino le da cuatro chicuelinas que ponen de pie al público. Una ovación de las que con frecuencia se denominan delirantes».
La cosa siguió con los plácemes para Camino, que interpretaba la chicuelina como nadie, mientras Benítez seguía con lo suyo. La trifulca no se desencadenó hasta la muerte del toro. Un tanto parecido a lo que sucedió en la noche en El Puerto con la diferencia de que Morante estuvo importantísimo con las complejidades del logrando la unanimidad de todos menos la del presidente: a El Cordobés le abroncaron. "En este ambiente eléctrico empieza su faena de muleta El Cordobés, que para colmo no agrada al respetable, pues el toro que parecía bueno no le da la razón a los pronósticos y va para abajo. Mata El Cordobés. Bronca. Al retirarse al callejón le dice ciertas palabras a Paco Camino. Los que estaban cerca aseguran que le increpó con dureza. De las palabras a los hechos, en primavera, cuando no se dominan los nervios, no hay más que un paso. Puñetazos, intervención de los allegados y de la fuerza pública". Este es el relato de la pieza abecedaria. La gente terminó por ponerse de parte de Camino aunque mostraron su desaprobación hacia el incidente.
El caso de Manzanares y El Soro fue de otro modo. Sucedió en Valencia cuando el torero de Foyos picaba insólitamente su toro y el alicantino de infinita clase participó en un quite. Soro se bajó del caballo, entraron en lid cuadrillas y familias, el ruedo de la plaza de Valencia albergó una pelea tumultuaria, una gresca tabernaria. "La vida nos llevó a las manos, pero es que el toreo de aquella época era así, más visceral, no se pasaba una. Por la competencia, por un quite, éramos capaces de cualquier cosa", recordaría El Soro. Era el 12 de mayo de 1985.
Cuarenta años depués, se ha dado el choque verbal entre Morante y Roca Rey por el quite a un toro difícil: "Eso se hace en otro momento, después del segundo puyazo, no del cuarto. Aquí no es reglamentario". A lo que el peruano contestó con altivez: "Maestro, fúmate un purito despacito". El caso es que "la rivalidad personal", como dice Zuñiga, venía de antes. De cuando este año en Granada, Roca no salió a revisar el ruedo con Morante tras la tormenta y este le reconvino como hasta la fecha nadie le ha reconvenido sus retrasos en los patios de cuadrilla.
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