El creador del iPhone y OpenAI desarrollan un dispositivo con inteligencia artificial para reemplazar al celular: todos los detalles

Alguna vez, Apple encarnó el espíritu de la rebeldía tecnológica: se movía en zigzag y tenía la capacidad de reinventarse, sorprender y provocar. Pero aquella chispa se apagó y ahora se volvió una compañía metódica, donde cada paso está milimétricamente calculado.

En contraste, algunos observan en OpenAI una energía similar a la que Apple irradiaba en su juventud: un atrevimiento fresco, casi irreverente, que sacude las vitrinas de la industria tecnológica con ideas innovadoras.

El nexo en común que tienen ambas compañías es Jony Ive, uno de los más célebres diseñadores que Apple tuvo en su historia. Ahora, junto a OpenAI, se propone crear un nuevo tipo de gadget -que no tiene nombre, pero sí la forma- que sea más humano, menos adictivo y más intuitivo.

El diseñador que dio forma al iPhone, el dispositivo más influyente del siglo XXI, ahora parece querer enmendar las consecuencias que ese invento ocasionó en varias generaciones. Además, está convencido de que tanto ese smartphone como toda la línea de Macbook e iPad quedaron obsoletos y necesitan otro objeto que los reemplace.

Mind-Chi Kuo on Jony Ive and Sam Altman’s AI device:• The current prototype is slightly larger than the AI Pin, with a form factor as compact and elegant as an iPod Shuffle.• One of the intended use cases is wearing the device around the neck.

• It will have cameras and… pic.twitter.com/UvLrgx4Wh4

— Ben Geskin (@BenGeskin) May 22, 2025

Como si ambos -el creador del objeto y el arquitecto del futuro digital- fueran ahora los arrepentidos, se muestran dispuestos a rediseñar la relación entre personas y tecnología desde cero. "La humanidad se merece algo mejor". Con esa frase, Jony Ive lanzó una crítica elegante al legado del iPhone.

Para Ive, colaborar con la compañía de Sam Altman no se trata de un proyecto más, sino de una especie de reconciliación con la tecnología: “Ha revivido mi optimismo”, confiesa, luego de años de desencanto por la repetición que predomina en la industria.

Por este motivo vendió su startup io a OpenAI, en una operación valuada en casi 6.500 millones de dólares. Aunque Ive y su firma LoveFrom seguirán siendo independientes, asumirán el diseño integral de OpenAI, tanto en software como en hardware.

“Muchos de nosotros hemos colaborado estrechamente durante décadas. El equipo de io, centrado en desarrollar productos que se fusionen con las ideas de OpenAI para asistir más estrechamente con los equipos de investigación, ingeniería y producto de San Francisco”.

Como parte del acuerdo, unos 55 expertos -incluidos ingenieros, desarrolladores y especialistas en manufactura- se integrarán al equipo de OpenAI, con la mirada puesta en lanzar sus primeros dispositivos propios en 2026.

“Reunimos a los mejores ingenieros de hardware y software, a los mejores tecnólogos, físicos, científicos, investigadores y expertos en desarrollo y fabricación de productos”, declararon Ive y Altman en una publicación conjunta.

Según un video oficial publicado en la web de OpenAI, Altman cuenta que la colaboración entre ambas partes comenzó hace dos años, de forma discreta y motivada por “la amistad, la curiosidad y unos valores compartidos”.

De esas primeras conversaciones surgieron ideas que, poco a poco, fueron tomando forma. El objetivo, aseguran en la filmación, es crear una nueva familia de productos “que inspiren, empoderen y capaciten”.

“Hace poco Jony me dio uno de los prototipos en los que estuvo trabajando para me lo lleve a casa y he convivido con él durante un tiempo. Creo que es la pieza de tecnología más genial que el mundo haya visto jamás”, dijo Altman en un pasaje del video.

Jony Ive no fue un diseñador más. Se incorporó a Apple en 1992 y junto a Steve Jobs, ayudó a dar forma a una generación de productos icónicos: iMac, iPod, iPhone, iPad e incluso, el Apple Watch. Esa estética definió el lenguaje de diseño de Apple durante las últimas décadas.

En esta oleada de éxitos, muchos pasaron por alto a Laurene Powell Jobs, la viuda de Steve Jobs, también conocida como "la mujer más rica de Silicon Valley”. Ella fue una de las primeras inversoras del io cuando nadie sabía ni siquiera que existía.

En una entrevista conjunta del Financial Times, junta a Ive reconoció que no quiere que el nuevo gadget se convierta en otro iPhone. No por las ventas o el éxito, sino por algo mucho más profundo: el nivel de adicción que genera en los jóvenes.

Ella estuvo presente durante el desarrollo del iPhone, vio las "conversaciones nocturnas" de su marido. Presenció "en tiempo real cómo las ideas van desde un pensamiento hasta palabras, derivan en bocetos, pasan por algunas discusiones y luego llega el prototipo".

En este contexto, el nuevo dispositivo se presenta como una oportunidad para rediseñar la relación entre las personas y la tecnología. Un intento de corregir los errores del pasado y ofrecer una alternativa más humana y consciente.

My industry research indicates the following regarding the new AI hardware device from Jony Ive's collaboration with OpenAI:1. Mass production is expected to start in 2027.

2. Assembly and shipping will occur outside China to reduce geopolitical risks, with Vietnam currently the… pic.twitter.com/5IELYEjNyV

— 郭明錤 (Ming-Chi Kuo) (@mingchikuo) May 22, 2025

En una publicación reciente, el analista de Apple Ming-Chi Kuo indica que el dispositivo podría ser más grande que el pin de IA de Humane, pero con un «factor de forma tan compacto y elegante como un iPod Shuffle».

Kuo añade que “uno de los casos de uso previstos” es llevar el dispositivo alrededor del cuello. También es posible que no venga con una pantalla, dice Kuo, con solo cámaras y micrófonos incorporados para la “detección ambiental”.

La miniatura también podría conectarse a teléfonos inteligentes y PC para usar sus capacidades informáticas y de visualización.

El AI Pin de Humane marcó un hito como el primer intento tangible de una startup, formada por ex empleados de Apple, por reimaginar el futuro de la tecnología personal. Concebido para suplantar al celular, apostó por una experiencia dominada por la IA.

Estaba equipado con cámara, proyector láser para mostrar texto sobre cualquier superficie y un procesador de Qualcomm. A comienzos de 2024, el AI Pin parecía anticipar una nueva era.

Sin embargo, la visión futurista de Humane terminó chocando con la realidad. Pese a las promesas, no logró convencer ni al público ni a la crítica. Su elevado costo, la dependencia constante de la nube, una experiencia de usuario limitada y problemas de autonomía, fueron desgastando el entusiasmo inicial.

El golpe final llegó de la mano de HP, que adquirió buena parte de Humane y decidió retirar el producto del mercado y cesar todo soporte técnico. Así, tras apenas unos meses de vida comercial, el AI Pin pasó de ser un símbolo de ruptura a un fracaso estrepitoso.

Por aquel entonces, surgía otro actor inesperado en esta carrera por el futuro: el Rabbit R1. Este pequeño aparato, colorido y con una estética divertida, se presentó como un simpático compañero de bolsillo impulsado por IA que prometía hacerlo todo: desde pedir un Uber hasta responder con soltura a cualquier pregunta.

Su propuesta no solo llamó la atención por lo que podía hacer, sino por cómo lo hacía, desmarcándose de la fría funcionalidad de otros asistentes virtuales para convertirse en una presencia casi lúdica en el día a día.

Pero en su estreno recibió una oleada de críticas negativas, ya que el R1 apenas hacía nada y muchas integraciones de terceros que presentaba eran deficientes. Se reveló que el software subyacente era simplemente una simple aplicación de Android. Y se fue muriendo en el olvido.