García Montero: “Hubo un momento en el que estaba mal visto que fueras intelectual y te gustara el fútbol”
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Para Jorge Valdano, el fútbol sin la palabra es muy poca cosa. “A mí el fútbol me entraba de pequeño a través de la radio o de una revista, hasta los 16 años no vi mi primer partido”, aseguró este lunes el argentino, campeón del mundo con su país en 1986. El exfutbolista, también exentrenador, desde hace muchos años comentarista televisivo y escritor, se encontró este lunes en el Instituto Cervantes con su director, el poeta, crítico literario y ensayista Luis García Montero. En el primer evento del proyecto Letras Móviles, un nuevo programa de Thinking Heads que trata de fusionar deporte y literatura a través de varios personajes conocidos de ambos mundos, Valdano y García Montero explicaron sus vivencias y llegaron a una conclusión común: el fútbol y la literatura son dos pasiones perfectamente compatibles.
“Hubo un momento en el que estaba mal visto que fueras intelectual y te gustara el fútbol”, subrayó García Montero. “La literatura tiene una experiencia del tiempo, donde la herencia humana se comparte como una experiencia de bien común y a mí me gusta que el fútbol sea un deporte de equipo, donde uno puede tener mucha calidad, pero si te falla la defensa estás poniendo en peligro al conjunto”, relacionó. El fútbol, coincidieron él y Valdano, es además un deporte de identidad, en el que los aficionados desarrollan con el paso de los años una pasión que crearon de niños. Uno se siente identificado con aquel que es de su mismo equipo de fútbol o con el que comparte un ídolo. La personalidad se forja jugando con un balón en la calle desde pequeño. “La calle tenía una gran ventaja: cuidaba al jugador diferente”, rememoraba Valdano de cuando él mismo era un niño de la pequeña localidad de Las Parejas, en la provincia argentina de Santa Fe. “En aquella época, si jugabas mal al fútbol eras criticado. En la calle es muy fácil descubrir el talento original, en la academia hacen mejores a los mediocres”, aseguró.
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En la historia del fútbol, recordaron ambos, ha habido deportistas que han unido goles y letras. Un gran ejemplo de ello fue el brasileño Sócrates (Belém, São Paulo, 1954-2011). Fue médico, además de futbolista, conocido por ello como “doctor”. Capitán de Brasil, participó en los Mundiales de 1982 y 1986. Intelectual, fue articulista, escritor e implicado políticamente con la izquierda, autor de Democracia Corintiana: a utopia em jogo, junto al periodista Ricardo Gozzi. El texto no era sino el relato de un movimiento democrático de funcionamiento interno creado en el Corinthians brasileño, el club en el que jugó Sócrates entre 1978 y 1984. Un modo de proceder revolucionario para su época, pues coincidía con los últimos años de la dictadura militar que cayó en 1985 y dio paso a la democracia.
Además de Sócrates, ha habido otros. Pepe Mel, César Luis Menotti, Miguel Pardeza, Óscar de Marcos y el propio Jorge Valdano han escrito libros relacionados con la que es o fue su pasión. “El balón fue mi primer medio de vida y la palabra ha sido el segundo”, subrayó Valdano. García Montero también dedica unos versos al fútbol en su poema Domingos por la tarde, incluido en su libro Vista cansada. Para el granadino, “el fútbol y la literatura son un diálogo con el tiempo”, no solo por el gol que entra en el descuento y da que hablar, sino por los argumentos que se generan con el paso de los días, como cuando algunos dieron por perdida a la selección argentina contra Corea del Sur en la fase de grupos del Mundial 86 y después, la albiceleste consiguió alzarse con el título en la final ante Alemania. “No conviene que demos a estas cosas un valor excesivo. Son noventa minutos en un vaso de agua. Pero a mí me han quitado muchas veces la sed”, concluye García Montero en Domingos por la tarde.
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