Así se pergeñó el Tratado de Utrecht, el pacto post-bélico que arrebató Gibraltar de manos españolas y cambió el mapa político europeo

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Así se pergeñó el Tratado de Utrecht, el pacto post-bélico que arrebató Gibraltar de manos españolas y cambió el mapa político europeo

Así se pergeñó el Tratado de Utrecht, el pacto post-bélico que arrebató Gibraltar de manos españolas y cambió el mapa político europeo

Tras años de negociaciones, España, Reino Unido y la Unión Europea cerraron este miércoles un acuerdo histórico sobre el estatus de Gibraltar después del Brexit. El pacto pone fin a décadas de desencuentro con el fin de la verja y la integración de la colonia británica en el espacio Schengen. Y ello, salvaguardando las posturas española y británica sobre la soberanía del Peñón.

Si Gibraltar es un trozo del Reino Unido y no del Reino de España desde hace más de 300 años es porque nuestro país lo cedió, o sea, lo perdió en una de aquellas guerras que practicaron las monarquías europeas durante siglos. Fue el Tratado de Utrecht, por el que España cedió el Peñón (y más) a la Corona británica. Se firmó en 1713 y sigue vigente. Como que es el segundo tratado más antiguo en vigor en nuestro país.

El origen de aquella perdida territorial está en la guerra de sucesión española, que no fue precisamente un asunto interno sino un conflicto internacional entre grandes potencias europeas. Carlos II, al que decían 'El hechizado', murió en noviembre de 1700 sin dejar descendencia. Así se inició una lucha por el control del Imperio Hispánico entre los partidarios de las dinastías reclamantes de los Borbones y los Habsburgo.

El heredero oficial de Carlos era Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, cuyos principales partidarios eran Francia y la mayor parte de España. Su rival, el archiduque Carlos de Austria, contaba con el apoyo de la Gran Alianza, cuyos principales miembros incluían a Austria, la República neerlandesa y Gran Bretaña.

Una guerra civil española

Es verdad que España ya no era la potencia europea predominante, pero seguía teniendo un imperio global, no sólo en América, sino también en los Países Bajos y en parte de Italia. La posibilidad de su adquisición por parte de Francia o Austria amenazaba el equilibrio de poder europeo.

Y así fue que la proclamación de Felipe como rey de España el 16 de noviembre de 1700 condujo a la guerra. El conflicto armado estalló en 1701 y duró hasta 1713, siendo exactos hasta 1715.

  • En 1700, cuando muere Carlos II, la monarquía hispánica de los Austrias era un conglomerado dinástico de diversos reinos, estados y señoríos unidos según la fórmula 'aeque principaliter'. Así, los reinos constituyentes continuaban después de su unión siendo tratados como entidades distintas, de modo que conservaban sus propias leyes, fueros y privilegios. Según el historiador Josep Pérez, "hablar de España es inadecuado. España, como cuerpo político, no existe; es una mera expresión geográfica, que además, en la época, también incluye Portugal. Por lo tanto, no se puede hablar de rey de España para referirse a Carlos V o a Felipe II".

Fue una guerra civil entre austracistas (de la casa de los Austrias) y borbónicos. Los primeros defendían como nuevo monarca al archiduque Carlos, mientras que los segundos proponían a Felipe V. La Corona de Aragón, esto es, el Reino de Valencia, el de Mallorca, el Principado de Cataluña y el propio Reino de Aragón se decantaron por Carlos, mientras que Castilla apoyó a Felipe.

El Tratado de Utrecht supone el fin del conflicto, pero es en realidad un conjunto de acuerdos firmados por los estados implicados en la guerra de sucesión española entre 1713 y 1715 en la ciudad neerlandesa de Utrecht y en la alemana de Rastatt. A consecuencia de su firma Europa cambió su mapa político.

Por qué el Peñón y cuánto del mismo

Los cambios territoriales que se produjeron como consecuencia de este tratado de paz beneficiaron mayoritariamente a los intereses británicos. El artículo X estableció la cesión del territorio de Gibraltar (mucho más pequeño que el actual) a la Corona de Gran Bretaña. Pero, ¿por qué el Peñón? Porque en 1704 una fuerza anglo-neerlandesa ya había capturado Gibraltar en nombre del archiduque Carlos. Esa conquista es la que "legaliza" el Tratado de Utrecht,

En este tratado, España cedió a Gran Bretaña "la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno". Si la Corona británica alguna vez desea abandonar Gibraltar, una cláusula de reversión sostiene que el territorio primero será ofrecido a España, pudiendo ser ofrecido a un tercero después.

El Peñón de Gibraltar, en una imagen de archivo.
El Peñón de Gibraltar, en una imagen de archivo.
Getty Images

Claro que ya se ocupó Reino Unido de incumplir, una vez más, un tratado, ocupando una mayor extensión territorial. En 1714, en virtud de un supuesto derecho de defensa, ocupó los edificios de la Torre del Diablo y el Molino y, en 1723, el territorio situado al alcance del tiro de los cañones. Además, aunque España cedió únicamente las aguas del puerto, y la propiedad del Peñón (sin ceder su espacio aéreo), en la práctica el gobierno británico hace uso de las aguas colindantes con el peñón como si fuesen parte de su espacio marítimo.

Menorca y las posesiones europeas

Según el artículo XI, España entregaba Menorca también a la corona británica (la isla balear volvió a ser española décadas después). Además, Austria se quedó con todas las posesiones españolas en Centroeuropa: los Países Bajos españoles y, en Italia, Milán, Nápoles y Cerdeña. Para remate, se cedió el territorio español de Sicilia al Ducado de Saboya.

Para España, ya se ve, aquella guerra civil que devino en conflicto internacional fue un desastre. Se intensificó su decadencia y la monarquía hispánica perdió sus posesiones europeas.

  • El Tratado de Utrech incluye múltiples aspectos, también económicos. El artículo XII se refiere al monopolio exclusivo que tendría Gran Bretaña durante los treinta años siguientes al tratado en el comercio y trata de esclavos negros a los dominios de la América española. De ese modo, hasta España tuvo que dejar, por ese tiempo, ese terrible tráfico de seres humanos.

Desde 1713, las autoridades españolas reclaman la soberanía de Gibraltar por considerarlo una colonia británica. En cambio, para el Gobierno gibraltareño se trata de un territorio soberano que mantiene cedidas las competencias de Defensa y Exteriores a Londres. Gibraltar es un territorio no autónomo según la definición que le atribuye la ONU en su apartado "Naciones Unidas y descolonización".

El fin de las leyes propias de Aragón

Los vencedores de la guerra de sucesión fueron los borbónicos y Felipe V pasó a ser el nuevo rey de España. Los últimos rescoldos del conflicto no se extinguieron hasta 1714, con la capitulación de Barcelona, y 1715, cuando los soldados del marqués de Asfeld tomaron la isla de Mallorca para el borbón.

Carlos II fue el último representante de la Casa de Habsburgo en el trono de España. La guerra dejó como principal consecuencia la instauración de la Casa de Borbón y el fin del modelo "federal" de monarquía, al acabar con la "autonomía" de los reinos de la Corona de Aragón.

Durante y tras la guerra, entre 1707 y 1716, Felipe V fue promulgando una serie de decretos con los que abolió las leyes e instituciones propias de los reinos que habían apostado por el archiduque Carlos. Eran los Decretos de Nueva Planta, una serie de reales cédulas por las que se establecía la "nueva planta" de las reales audiencias de los territorios de la Corona de Aragón y de Castilla.

En ese decreto, el rey borbón declaró "abolidos y derogados todos los referidos fueros, privilegios, práctica y costumbre hasta aquí observados en los referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla, y al uso, práctica y forma de gobierno que se tiene y ha tenido en ella, y en sus tribunales sin diferencia alguna en nada". El último de los Decretos de Nueva Planta, de 16 de enero de 1716, acabó con las leyes propias de Cataluña. El eco de aquello aún resuena en la historia de España y de Cataluña en pleno siglo XXI.

20minutos

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