Lleva treinta años vendiendo rosarios de ciudad en ciudad.

Sevinç, quien afirmó que el rosario también le proporciona alivio como pasatiempo, dijo:
"Un rosario te conecta con el pasado. Incluso contemplar un objeto antiguo aumenta tu paz interior. Puedes ser feliz sin gastar mucho dinero. También puedes ser feliz con las pequeñas cosas y una vida sencilla."
Sevinç también se refirió a la elaboración de rosarios, diciendo: «Las oraciones se dividen en dos grupos: hechas a mano y hechas a máquina. Los rosarios hechos a mano son muy valiosos. Los maestros artesanos trabajan durante días y sus manos se endurecen. Incluso un rosario hecho con una semilla de dátil es una obra de arte».
Sevinç destacó que los rosarios no son solo adornos, sino también símbolos de amistad y recuerdo, y afirmó: «Antiguamente, la gente se regalaba rosarios. Se enviaban a tierras lejanas, fortaleciendo así las amistades. Si bien su valor material puede ser pequeño, su valor sentimental es inmenso. Los rosarios, reliquias familiares de abuelos y padres, nos recuerdan el pasado».
Sevinç, quien afirmó que la felicidad se multiplica al compartir, concluyó su discurso con las palabras: «Amar, compartir y atesorar recuerdos hace felices a las personas. El rosario es un símbolo de estos sentimientos. Si todos aprecian el valor de vivir y compartir, encontrarán la felicidad».
ntv




