La sostenibilidad del NHS dependerá de la capacidad de implementar reformas estructurales, según la Fundación La Caixa

Los Presupuestos Generales del Estado para 2026 prevén un gasto efectivo consolidado de 17.236 millones de euros en sanidad, lo que refleja un crecimiento nominal del 2,7 % respecto al presupuesto de 2025. Esta es una de las principales evidencias que revela la última nota informativa del Observatorio del Gasto Sanitario, titulada «Presupuestos Generales del Estado en Sanidad: ¿Ambición o Ficción?», elaborada por los investigadores Carolina Santos y Pedro Pita Barros, titular de la Cátedra BPI/Fundación la Caixa de Economía de la Salud, en el marco de la Iniciativa de Equidad Social, una colaboración entre la Fundación la Caixa, BPI y Nova SBE.
El análisis destaca, sin embargo, que la sostenibilidad de las finanzas públicas en el sector salud sigue enfrentando desafíos significativos. Si bien el gobierno proyecta un saldo presupuestario positivo de 907,3 millones de euros, esta proyección depende en gran medida de los ingresos de la Misión Orgánica de Salud, cuyo origen y fiabilidad no se especifican adecuadamente en el informe presupuestario.
En cuanto a las transferencias al Servicio Nacional de Salud (SNS), éstas ascienden a 14.935,8 millones de euros, lo que supone un incremento del 7,1%, lo que señala un fortalecimiento del papel del SNS en el sistema sanitario, según el estudio.
"Las prioridades presupuestarias delineadas por el Gobierno están en línea con los principios estructurantes del sistema de salud pública, con énfasis en mejorar el acceso a la atención médica, desde las pruebas de detección hasta la atención primaria y de larga duración", según el Observatorio.
En consonancia con su orientación política, el Ejecutivo refuerza su compromiso de colaboración con el sector privado, incluyendo entidades con y sin ánimo de lucro, para ampliar la capacidad de respuesta del SNS a corto plazo. Sin embargo, este modelo de financiación pública con provisión privada plantea cuestiones críticas que requieren aclaración, especialmente en lo que respecta a la continuidad asistencial, la creación de redes públicas integradas, como en el ámbito de la salud bucodental, y la preservación de la misión pública del SNS, argumentan los investigadores Carolina Santos y Pedro Pita Barros.
A pesar del aumento de la inversión en recursos humanos, la productividad media del NHS disminuyó aproximadamente un 25 % entre 2015 y 2024. Según el análisis, esta disminución podría deberse, en parte, a la mayor complejidad de los casos gestionados. Sin embargo, parece que la caída de la productividad se asocia a problemas estructurales, como la mayor dependencia de la prestación de servicios y los pagos complementarios; la creciente dependencia de las horas extras; y la falta de mecanismos eficaces de rendición de cuentas y gestión del rendimiento.
"La nueva estructura presupuestaria del programa introduce cambios positivos, pero exige ajustes metodológicos y mayor claridad en la presentación de los datos para asegurar una lectura coherente de los gastos e ingresos del sector", argumentan los investigadores.
Los requisitos de eficiencia para 2026 son elevados, especialmente tras el fuerte crecimiento del gasto de los últimos años. Sin embargo, el recurso habitual a los pagos atrasados con fondos adicionales sigue estipulado en la ley de presupuestos, lo que podría reducir el incentivo para contener costes y adoptar medidas de eficiencia estructural, añaden.
La sostenibilidad del SNS dependerá, por tanto, en los próximos años de su capacidad para implementar reformas estructurales, garantizar la transparencia de las previsiones presupuestarias y preservar los principios de universalidad, equidad y solidaridad que sustentan el sistema de salud pública en Portugal, concluye el estudio.
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