Por qué apostar por Oriente significa que Lula llega a China rodeado de expectativas

Luego de participar del “Día de la Victoria” , la emblemática celebración rusa de la victoria soviética sobre las tropas nazis, el presidente Lula (PT) parte hacia China, donde tendrá su tercer encuentro de Estado con el presidente Xi Jinping en este tercer mandato.
El gobierno espera traer consigo los acuerdos bilaterales firmados con su principal socio comercial. Para ello, envió una gran delegación, entre la que figuraban la ministra de Planificación, Simone Tebet; el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira; y el canciller Mauro Vieira. El presidente del Senado, Davi Alcolumbre (União-AP), también está en la lista.
Es un reflejo de “la densidad de la relación” entre Brasil y China, según el secretario para Asia y el Pacífico del Ministerio de Relaciones Exteriores, Eduardo Paes Saboia.
“Hay un grupo de trabajo, coordinado en una parte por el ministro Rui Costa [Casa Civil] y en otra parte con el Ministerio de Hacienda y el Banco Central”, declaró. “ Hay una movilización de toda la Explanada para intensificar esta relación con China en el ámbito de la infraestructura, las finanzas y la ciencia, la tecnología y la innovación”.
Señaló que Brasil pretende atraer inversiones chinas para proyectos de industrialización, capacitación tecnológica y transición energética.
El escenario de estas negociaciones será el Foro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) , que comienza el próximo lunes 12, en Beijing. Es probable que Lula y Xi Jinping hagan una declaración conjunta, y temas como el multilateralismo, la defensa de la paz frente a los conflictos en el mundo y la reforma de las instituciones de gobernanza global probablemente estén en la agenda.
“Queremos diversificar nuestra relación, nuestra agenda exportadora a China y diversificar inversiones y asociaciones”, agregó Saboia.
Guerra comercial
Consciente de que la ofensiva del presidente Donald Trump está redefiniendo las piezas del tablero comercial, el gobierno brasileño ha adoptado un tono conciliador . Sin embargo, en general, las críticas son más duras hacia Washington y las señales son más favorables hacia Pekín.
“Brasil y China tienen una agenda mucho más amplia que la consideración de una situación específica, lo que obviamente es preocupante”, explicó Saboia. Según él, el país también valora su relación con Washington y no hay contradicción en los diálogos impulsados con China.
Lula se suma a otros líderes internacionales al mostrar su preocupación por la postura comercial agresiva de Trump, pero repite su estrategia frente a grandes tensiones externas: evita comprometerse plenamente con uno de los lados.
La neutralidad, a su vez, no siempre marca el tono. Esta semana, en una entrevista publicada por el periódico estadounidense New Yorker , Lula no ocultó su valoración del avance tecnológico y económico de Pekín: “Gracias a Dios tenemos a China, que, desde el punto de vista tecnológico, es muy avanzada y puede competir en el mundo tecnológico de la inteligencia artificial, dándonos una alternativa para ese debate”.
Pekín pone la mira en la soja brasileña
También esta semana, antes del viaje de Lula, la agencia de noticias Reuters mostró que China decidió reanudar los envíos de soja brasileña de cinco empresas que habían sido suspendidos por problemas fitosanitarios. El comunicado se produce en un momento en que los aranceles de Trump alejan a China de los productores de soja estadounidenses.
En conjunto, estos ingredientes hacen del viaje a China el más esperado del tercer mandato de Lula. Según Itamaraty, se espera que otros 32 actos se conviertan en acuerdos, lo que posibilitaría tener una maleta llena para el regreso a Brasil.
CartaCapital