FEST con 250 películas en Espinho, además de IA y thriller erótico portugués

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Con un presupuesto de unos 180.000 euros, la 21.ª edición del certamen del distrito de Aveiro y Área Metropolitana de Oporto se prolongará hasta el 29 de junio y este año se ampliará de ocho a nueve días, con lo que la directora del festival ha querido "aligerar la intensidad de la programación" y responder a la recurrente demanda de "más cine para el público infantil y juvenil", un público que representa alrededor del 20% de una audiencia que, en 2024, rondaba los 15.000 espectadores.
"El año pasado ya había muchas películas con IA, pero este año ha habido un gran avance en este ámbito, incluso en cuanto a bandas sonoras, y tenemos una sección específica para obras con esta tecnología", declaró el director del FEST, Fernando Vásquez, a Lusa. "La IA está teniendo un impacto enorme en la producción cinematográfica y avanza a un ritmo tan rápido que las diferencias son abismales", destacó.
De la sección competitiva, que en 2025 incluye 10 largometrajes, el director del FEST comienza destacando "Manas", de Marianna Brennaud, que describe como "la gran película brasileña del momento", ya que analiza el despertar sexual de una adolescente en una comunidad restrictiva de la Amazonía, y "Mad bills to pay (or Destiny, dile que no soy malo)", en la que Joel Alfonso Vargas narra cómo un embarazo no planificado afecta a una familia dominicana residente en Estados Unidos. "Es una de las grandes películas estadounidenses de 2025 y está destinada a los Óscar", garantiza Vásquez.
A continuación, "Peacock", del austriaco Bernhard Wenger, quien en 2018 ganó el premio FEST al mejor cortometraje de ficción y en 2024 fue uno de los grandes triunfadores del Festival de Cine de Venecia. La obra es una comedia satírica sobre la rigidez alemana y aborda la crisis existencial de un hombre que "puede ser contratado para interpretar el papel de un novio culto, un hijo educado o cualquier otra figura, pero no sabe exactamente quién es".
Respecto a la actualidad política internacional, el director del evento destacó dos películas: ‘Lección aprendida’, del húngaro Bálint Szimler, que explora el entorno de un instituto para reflexionar sobre el sistema educativo tras 15 años de gobierno de Viktor Órban, y ‘Felices fiestas’, en la que el director palestino Scandar Copti muestra las dificultades que afrontan las familias de idéntico origen cuando viven en Israel, donde están sometidas a una discriminación generalizada y a un “régimen jurídico específico”.
Con el mismo propósito de reflexión social, pero en formato documental, Vásquez también señala 'Cerrar los ojos y ver fuego', que, siendo el primer largometraje de los austriacos Nicola von Leffern y Jacob Carl Sauer, expone el trauma colectivo de Beirut tras las explosiones de 2020 en el puerto de la ciudad y abre "todas las heridas del Líbano y Oriente Medio".
Con cerca de 200 obras en estreno nacional y un panorama de la producción georgiana, que "está de moda y se está convirtiendo en una potencia del cine mundial" gracias a una generación "particularmente talentosa" de nuevos cineastas, la programación del FEST 2025 también incluye un programa de formación liderado por profesionales nacionales e internacionales, sesiones de pitching con profesionales del audiovisual y actividades paralelas como conciertos, fiestas y exposiciones en el ámbito de la VIII Bienal Internacional de Arte de Espinho.
La dirección del festival advierte, sin embargo, que las limitaciones de alojamiento y alojamiento en Espinho hacen que muchos de los ponentes y participantes en su intenso programa de formación tengan que instalarse en otros municipios de la región, lo que genera limitaciones para el propio equipo del evento.
"Tenemos dificultades para negociar con los técnicos que queríamos tener en el festival porque, como el evento dura nueve días y conlleva jornadas laborales muy largas, los profesionales que viven lejos tienen que alojarse cerca y el precio del alojamiento es tan caro que nos impide contratarlos", lamentó Fernando Vásquez.
Dado que el problema afecta a la mayor parte de los grandes centros urbanos del país, no sorprende que la vivienda sea "el tema claramente dominante" en la sección competitiva dedicada exclusivamente al cine portugués y en la que este año compiten 23 películas.
Dos ejemplos de ello son el cortometraje "Agente inmobiliario sin casa donde vivir", en el que Filipe Amorim aborda, en formato de 'falso documental', la vida de un profesional que no puede pagar su propio alquiler y trata de vender casas para poder dormir en ellas, y "C'est pas la vie en rose", el "audaz e inusual" primer largometraje de Leonor Bettencourt Loureiro, que cuenta la historia de cómo una banda francesa afincada en Lisboa empieza a explorar la cultura local y a contribuir a la gentrificación de la capital.
Otras películas en competición portuguesa son "First Date", comedia romántica que supone la ópera prima del presentador de televisión Luís Filipe Borges, "haciendo su debut absoluto en el FEST", y "Arriba Beach", en la que la directora india Nishchaya Gera, residente en Portugal, firma el que Vásquez considera "el primer thriller erótico nacional, con connotaciones LGBT".
«La influencia de los profesionales extranjeros residentes en Portugal está aportando muchos beneficios a nuestro cine», garantiza el director del FEST. «En años anteriores, esto se notaba especialmente con la influencia brasileña y ahora también con la de profesionales de otras partes del mundo, que han contribuido a aportar una mayor variedad de estilos y formatos a la producción portuguesa», concluye.
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