Charlie Sheen. Sí, es un milagro que esté vivo.

Casi siempre desconfiamos de cualquiera que promete contar toda la verdad sobre su pasado, sobre todo si no es color de rosa. ¿Por qué alguien nos ofrecería un pase libre a los momentos menos afortunados de su vida sin antes ponernos contra las cuerdas?
En el caso de Charlie Sheen, no hay pruebas de que lo obligaran a escribir unas memorias ni a protagonizar un documental, y mucho menos a detallar las etapas más sórdidas de su vida. Y, sin embargo, eso fue exactamente lo que hizo el actor estadounidense, lo que le valió volver a los titulares.
"No se trata de corregir todos los errores de mi pasado", declaró a People. "Simplemente cuento las historias tal como sucedieron. Las que recuerdo", bromeó.
Esta vez no es por estar involucrado en una red de prostitución de alto nivel o por abusar de todo tipo de drogas, conductas que, en 2011, acabaron llevando a CBS a sacarlo del reparto de la serie Two and a Half Men (donde ganaba 1,8 millones por episodio).
El meme en el que Sheen se jacta de tener sangre de tigre corriendo por sus venas todavía existe, y los titulares de los tabloides que documentan sus locas travesuras también se encuentran fácilmente en Internet, pero ahora, él mismo está explicando en qué se metió, revelando secretos nunca antes confesados.
"No se trata de corregir todos los errores de mi pasado", declaró el protagonista de Platoon a la revista People. "Simplemente cuento las historias tal como sucedieron. Las que recuerdo, al menos", bromeó.
LÚCIDO, POR FINCumplir 60 años contra todo pronóstico sería motivo suficiente para que el actor hiciera balance. Pero ese no fue el origen de El libro de Sheen.
El "punto de conflicto inicial" llegó en 2018, según declaró al New York Times: tras décadas de lucha contra el abuso de sustancias, como vodka, crack y crema de testosterona (que usaba para aumentar su libido y volverse agresivo), se sintió lo suficientemente lúcido como para decir la verdad. Entonces tomó dos palabras que lo habían marcado durante años ("Nací muerto"), escribió sobre sus primeros años de vida y contactó con una editorial, prometiendo no omitir ningún detalle.
En cuanto al documental de Netflix, "Aka Charlie Sheen", el actor aceptó el reto del director Andrew Renzi, decidido a decir lo indecible. "Lo que quiero compartir es algo que juré solemnemente revelar solo a un terapeuta", le oímos decir con sinceridad, apoyado por amigos como Jon Cryer (coprotagonista de la serie de CBS), Denise Richards (su exesposa, con quien tuvo dos hijas) y Heidi Fleiss (arrestada en 1993 por dirigir una red de prostitución de lujo).
Su padre, el actor Martin Sheen, y su hermano, Emilio Estevez, también actor, no fueron entrevistados por Renzi, pero "todo bien", declaró Charlie a TheWrap: "Vieron un primer corte y les encantó. Se acercaron a mí y me dijeron: 'Esta es tu historia, no podemos contarla mejor que tú, así que te dejaremos contarla'. Emilio aparece en muchas escenas de Super 8, mi padre también aparece mucho en material de archivo; me apoyan".
“CANDY” Y LOS HOMBRESDividido en dos partes, el documental narra su meteórico ascenso en Hollywood, su abrupta caída y su camino hacia la recuperación. Según el director, Sheen concibió que fuera una carta de amor a su padre. El resultado es una secuencia de revelaciones que impactan y provocan risa, mezcladas con tiernas escenas de la familia que solía acompañar al patriarca en el set.
Por primera vez, el actor revela que tuvo sexo con hombres durante sus años de crack, y está dispuesto a hablar sobre el tema "para no ser cuestionado más tarde en algún elegante programa de entrevistas".
¿Fue divertido? "¡Claro!". ¿Fueron estos los momentos que llevaron a la extorsión que tuviste que pagar? "Estos y otros". ¿Sientes alivio al finalmente ser honesto sobre estas experiencias? "Un gran alivio".
Hasta hace poco, casi todo en su vida comenzaba o terminaba con sexo. En la década de 1990, expuso el modus operandi de "Madame Fleiss", cuyos servicios utilizó a cambio de inmunidad, eludiendo así el juicio. En 2015, admitió públicamente ser VIH positivo: "Y no me pincharon con agujas", dice ahora.
Aún más divertido es saber que Sheen perdió su virginidad con una acompañante de Las Vegas, pagada con una tarjeta de crédito robada a su padre, durante su segundo año de preparatoria. Y que nunca olvidó a "Candy", empezando a frecuentar salones de masajes clandestinos con su mejor amigo, Chris Penn. "La única manera de mantener la discreción", recuerda, "era elegir los sitios con cuidado y no ser codicioso".
ALCOHOL, CRACK Y LÁTEXSus memorias, que el sitio de noticias Vulture llama una “montaña rusa de 350 páginas”, contienen aún más revelaciones.
Un capítulo desgarrador trata sobre el momento en que se enteró de que estaba infectado con VIH y se fue a México con un solo objetivo: beber. Otro, que termina convirtiéndose en una caricatura, se remonta al verano de 2011, cuando Sheen compraba tanto crack que los cárteles mexicanos asumieron que lo traficaba por cuenta propia.
El actor era capaz de consumir una roca de siete gramos en una sola noche, el equivalente a dos bolas de ocho de cocaína. Como los mexicanos no podían creer que un hombre pudiera consumir tanto crack, redujeron su suministro a la mitad, y tuvo que buscar otro traficante.
Durante esta época, cuando estaba constantemente drogado, derritió una muñeca sexual RealDoll en su casa del lago. "Como broma, la metí en el jacuzzi para asustar a un amigo (estaba demasiado drogado como para entender la lógica básica del agua muy caliente y el látex)", escribe.
También fue con el éxtasis como combustible que formó un grupo de dupe para The Jackson Five con Nicholas Cage y otros tres amigos cuando necesitaban un seudónimo para registrarse en el hotel The Mirage de Las Vegas. El grupo, creado durante el rodaje de "El recluta" de Clint Eastwood, duró lo suficiente como para que Sheen ingresara en un centro de rehabilitación, de donde salió una noche para ir de fiesta con amigos a un concurso de bikinis.
Le prometió a la enfermera que lo dejó salir un millón de dólares si no regresaba al final de su turno (y lo hizo). "Fue fantástico, sexy y emocionante", escribe sobre el concurso. "La enfermera, sin embargo, se alegró por mí, pero se decepcionó de sí misma".
Lo más probable es que no supiera que el nieto del gallego Carlos Irwin Estévez nació con el cordón umbilical enrollado en el cuello y decidido a sobrevivir.
Visao