Una revolución en la formación médica. La telecirugía impulsa el desarrollo, pero no sustituirá a la cirugía tradicional.

- La telecirugía, la capacidad de realizar cirugías a distancia, ha cautivado la atención durante muchos años. Al mismo tiempo, plantea importantes inquietudes técnicas, legales y éticas.
- Los problemas con la calidad de la conexión a Internet, la falta de contacto adecuado con el paciente y el riesgo de complicaciones hacen de la cirugía a distancia una actividad muy arriesgada.
- El potencial de la conexión remota con robots no se reduce necesariamente a procedimientos futuristas, sino más bien a un mayor entrenamiento de cirujanos menos experimentados, afirma el Dr. Marek Zawadzki, del Hospital de Especialidades del Voivodato de Wrocław.
- El material fue creado en cooperación con Synektik.
Jakub Styczyński, Rynek Zdrowia: ¿Tienen buena conexión a Internet en casa? ¿Se congela la transmisión de películas?
Dr. Marek Zawadzki, MD, PhD, especialista en cirugía general del Hospital de Especialidades del Voivodato de Breslavia: Tengo una buena, pero claro, la malicia de los objetos inanimados suele sorprendernos en el momento más inoportuno. Así que, justo cuando necesito hablar durante una reunión importante en línea, mi internet tiende a congelarse.
¿Entonces probablemente no confiaría toda su carrera a un proveedor de Internet y correría el riesgo de una posible responsabilidad penal?
Según tengo entendido, te refieres a la posibilidad de realizar operaciones de forma remota.
Por supuesto.
El tema de los procedimientos quirúrgicos a distancia es complejo, y no se limita a los aspectos técnicos. Cabe recordar que el primer procedimiento telequirúrgico tuvo lugar en 2001 y se presentó como el futuro de la medicina. Fue un procedimiento relativamente sencillo —la extirpación de una vesícula biliar—, pero se realizó con éxito sin complicaciones, a pesar de la considerable distancia entre Nueva York y Estrasburgo. Y eso fue hace casi un cuarto de siglo.
Posteriormente, se llevaron a cabo procedimientos similares en Canadá, por ejemplo, donde la distancia entre residentes de diferentes regiones exigió la implementación de procedimientos remotos. Sin embargo, la idea finalmente se abandonó porque, además de los aspectos técnicos, surgieron dificultades éticas y legales.
¿Por ejemplo?
Un problema que sigue sin resolverse hoy en día es la división de responsabilidades durante la cirugía remota. Es decir, ¿quién asumiría la responsabilidad si el procedimiento fallara o surgieran complicaciones graves? ¿El hospital, el médico que trabaja remotamente, el médico presencial, el fabricante del robot, el proveedor de internet? ¿O quizás todos ellos solidariamente? Este es un desafío importante, considerando que estamos poniendo en riesgo la salud humana, e incluso, en ocasiones, la vida.
Pero ciertamente hay situaciones en las que el propio paciente podría asumir el riesgo. Por ejemplo, si se tuviera que realizar una cirugía muy compleja o un procedimiento a un soldado cerca del frente, sin poner en peligro al cirujano experimentado.
Las situaciones pueden variar, aunque no siempre se trata de un procedimiento completamente remoto. Es técnicamente posible que dos operadores operen un mismo robot: uno en el quirófano y el otro a cientos de kilómetros de distancia. Podrían apoyarse, supervisarse o asistirse mutuamente en momentos particularmente difíciles del procedimiento.
¿A qué prestarías atención antes de realizarte una telecirugía?
La organización del quirófano en el hospital donde se opera al paciente sería sin duda crucial. Me imagino una situación en la que estoy conectado a un hospital a cientos de kilómetros de distancia. Sin embargo, me gustaría saber si hay personal en el centro que, en caso de sangrado o fallo de red, pueda asumir los controles del robot o convertirlo a un procedimiento tradicional. Necesito asegurarme de que puedan gestionar dicha situación. Por otro lado, surge la pregunta: si hay un equipo experimentado in situ, ¿por qué no realizan el procedimiento ellos mismos?
Esto frustra el propósito de realizar operaciones telequirúrgicas.
Así es. Sin embargo, los innovadores están trabajando para abordar estas situaciones. En Polonia, el equipo del profesor Zbigniew Nawrat investigó las posibilidades de realizar procedimientos remotos. Se establecieron conexiones de prueba entre la consola y el robot en ciudades de la Alta Silesia, utilizando redes de internet comerciales estándar. Resultó que los parámetros proporcionados por los proveedores de internet difieren significativamente de lo que realmente llega al receptor, especialmente durante las horas punta del mediodía.
He visto estos estudios. Cuanto más duraba la prueba, más retrasos en la señal se producían y menos estable se volvía la conexión.
Esta sería una situación muy peligrosa si el operador detrás de la consola viera algo distinto a lo que realmente estaba sucediendo en el campo de operaciones en ese momento. En lugar de ayudar, podría causar más problemas.
Imagine el momento más crítico de, por ejemplo, una prostatectomía, cuando la cirugía se realiza cerca de los vasos sanguíneos y un movimiento desafortunado tiene un impacto drástico en la calidad de vida futura del paciente. De repente, aparece un error de conexión en la pantalla. ¿Cómo debería reaccionar el robot? El prototipo de robot de Zabrze, impulsado por IA, está diseñado para completar el movimiento o, al menos, retirar los instrumentos del campo quirúrgico.
La cirugía avanza constantemente hacia la estandarización de los procedimientos quirúrgicos. Si realmente tuviéramos partes de la operación que un robot pudiera completar, o si un robot pudiera reaccionar si se perdiera la conexión, sería una gran solución. Sin embargo, recuerden que la vida es más compleja que la teoría, y no todo se puede planificar.
Existen diferentes tipos de cirugías, tumores y anomalías anatómicas. En caso de hemorragia por la rotura de un vaso sanguíneo en la pelvis, el paciente puede fallecer en 2-3 minutos. En tal situación, se espera que alguien en el quirófano tome el control y resuelva el problema antes de que ocurra una tragedia. Sin embargo, estas son consideraciones técnicas y organizativas, y hay un aspecto más importante.
¿Ético?
Eso es todo. El proceso de tratamiento no se limita a la cirugía. El cirujano debe ver al paciente previamente, hablar sobre el plan de tratamiento y responder a cualquier pregunta. Luego, realiza el procedimiento con su equipo, junto con los anestesiólogos y el personal de enfermería con quienes trabaja a diario y se entienden perfectamente. El cirujano también tiene el deber de cuidar al paciente después de la cirugía. No me imagino una situación en la que un paciente, después de la cirugía, no pueda contactar con el médico al que previamente confió su salud.
Esto también genera riesgos para el personal hospitalario. Por ejemplo, una distensión abdominal o una arritmia en un paciente tras una cirugía intestinal son síntomas aparentemente triviales, pero para un cirujano experimentado, pueden ser la primera señal de que es necesario diagnosticar posibles complicaciones abdominales. El cirujano no debería estar a cientos de kilómetros del hospital. E incluso si el especialista necesita viajar, el paciente debería poder hablar con otro médico que haya participado en el tratamiento desde el principio.
Probablemente por eso la comunidad quirúrgica critica cada vez más abiertamente el fenómeno de los "cirujanos escisionistas", u operadores contratados que realizan procedimientos en diversos hospitales. El profesor Piotr Chłosta, jefe del Departamento y Clínica de Urología de la Facultad de Medicina de la Universidad Jagellónica de Cracovia, habló sobre ellos. La cuestión es que los cirujanos contratados dejan al paciente en manos del personal médico local, que desconoce exactamente qué se hizo ni cuáles podrían ser las complicaciones. La telecirugía, sin duda, agravaría este fenómeno, y se deben tomar medidas para reducirlo.
Sí, es una situación muy desfavorable cuando un cirujano deja el hospital después de una cirugía. Esto significa que el paciente está siendo atendido por médicos que no participaron en la operación y que no comprenden completamente la situación. Incluso los detalles aparentemente insignificantes pueden ser cruciales.
Las opciones remotas acelerarán la adquisición de su experienciaLos riesgos que usted menciona sugieren que la telecirugía sólo puede utilizarse en casos particularmente difíciles o en situaciones de emergencia.
No solo eso. En mi opinión, también es una herramienta ideal para la formación quirúrgica. Actualmente, los cirujanos obtienen certificados que confirman sus habilidades en el manejo de robots médicos, se capacitan en simuladores y centros de formación. Después, observan los procedimientos y realizan sus primeras cirugías bajo la supervisión de un operador experimentado. Y ahí termina la formación.
Y, sin embargo, como en cualquier actividad —montar en bicicleta o nadar—, las habilidades y la competencia mejoran con el tiempo. Cuando un operador de robot se queda solo, realiza de forma independiente la quinta, décima o trigésima operación.
Hablamos de una curva de aprendizaje. Es lógico suponer que un cirujano necesita un cierto número de cirugías para alcanzar el nivel de experto. Existen informes diversos al respecto; supongamos que nos referimos a los primeros 70-100 procedimientos independientes. Por lo tanto, estas cirugías iniciales son algo "subóptimas" y pueden tardar más. Sin embargo, esto podría cambiar. Por ejemplo, un cirujano experto podría participar remotamente en la décima, vigésima o trigésima cirugía y apoyar a un cirujano con menos experiencia. Esto le permitiría alcanzar el nivel de experto mucho más rápido.
¿Cómo se vería esto?
Ya existen soluciones técnicas gracias a las cuales un cirujano mentor experimentado puede conectarse con otro hospital distante y supervisar la operación, por ejemplo, marcar determinados puntos en la pantalla del operador, colocar indicadores digitales y, por supuesto, comunicarse por voz, teniendo además una visión independiente del campo quirúrgico.
Desde el punto de vista de la formación, esta es una solución excelente. Recuerden que los cirujanos suelen estar muy ocupados. Y cuando me piden supervisar personalmente procedimientos en Varsovia, por ejemplo, el proceso completo a veces dura tres días. Tengo que viajar desde Breslavia, participar en las cirugías durante uno o dos días y luego regresar a mi hospital. Con la telecirugía, podría dedicar tan solo dos o tres horas a supervisar la intervención quirúrgica a distancia antes de reincorporarme a mis labores diarias. Esta solución tiene un gran potencial y promete mejorar significativamente la formación de los cirujanos jóvenes.
Probablemente sea demasiado pronto para realizar tratamientos remotos a gran escala, pero definitivamente vale la pena explorar la dirección del entrenamiento hoy.
El material fue creado en cooperación con Synektik.
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