Convierta al nuevo James Bond en un antihéroe

“Señor Bond, sigue impidiéndome que le dé una muerte divertida”, comenta Sir Hugo Drax en la película de James Bond Moonraker (1979). Drax es proveedor de transbordadores espaciales para el gobierno estadounidense y, a pesar de la cálida bienvenida que recibe Bond (Roger Moore), no tiene las mejores intenciones para el hombre al que le gusta beber martinis (“agitados, no revueltos”). Este Bond contiene tanto ambiciones de viajes espaciales como escenas de persecución con una góndola veneciana, que también destruye muchos puentes hasta que la góndola de Bond se convierte en un vehículo anfibio con el que puede navegar hasta la Plaza de San Marcos. Es como si Jeff Bezos, quien tampoco es reacio a sumergir Venecia un poco más bajo el agua con su fiesta de bodas que fue demasiado grande para celebrarla en Estados Unidos, fuera parte de la trama. En cualquier caso, dependerá de Bezos vender productos del nuevo Bond con Amazon.

El aspecto que tendrá el nuevo James Bond aún es una incógnita. Sin embargo, los fans están optimistas, ya que el director canadiense Denis Villeneuve dirigirá la nueva película de Bond. La primera pregunta será cómo resucitará el nuevo Bond. En la última película, Sin Tiempo Para Morir (2021), murió tras sacrificarse por su esposa e hija, y por el mundo. Ahora Bond ha resucitado de la muerte con más frecuencia, y Sin Tiempo Para Morir también dejó abierta la posibilidad de que la muerte no sea definitiva. La pregunta es: ¿sigue siendo una buena idea un nuevo James Bond?

Las tradiciones están para ser respetadas. Craig Bond buscó los límites del arquetipo al ser algo más problemático y empático que los Bonds anteriores. Y la búsqueda de un nuevo actor por parte del personaje también se ha convertido en una tradición, de la que ni siquiera los comentarios de NRC pueden escapar. Quienes se aferran con demasiada obstinación a la tradición descubrirán que el nuevo Bond debería ser de nuevo un hombre, un británico blanco, un sádico misógino y esnob con un toque de ironía, donde la mujer es algo con lo que tener sexo o dejar morir miserablemente. En cuanto al espíritu de la época en 2025: la Guerra Fría ha vuelto y la xenofobia ha vuelto a estar de moda, así que eso no tiene por qué ser un obstáculo para retomar el hilo como se dejó para Craig.

El nuevo Bond será un hombre, según las casas de apuestas y los expertos en 007. Para la mercancía, es conveniente que también sea un hombre blanco, ya que James Bond pudo haber surgido como héroe cinematográfico cuando los británicos estaban en su mejor momento como país poscolonial; el héroe inmortal que mata sin problema era un excelente producto de exportación británico.

Al mismo tiempo, también podría depender de Villeneuve –en una época en la que Andrew Tate está siendo abrazado, cada vez más políticos están sentados orgullosamente en una roca de mono y la corrección política está siendo confundida con la decencia básica– encontrar una forma de crear un Bond que se atreva a ir contra la corriente y tal vez incluso a ser un antihéroe, porque el mundo no se beneficia de un mundo despiadado, en blanco y negro, con héroes y enemigos bien definidos.

Quizás la muerte de Bond podría incluso convertirse en mercancía perfecta. Entonces Bezos podría decir: «Señor Bond, no me impidió darle una muerte divertida».