La mitad de los pisos se compran al contado pese al récord de precios

El aumento imparable del precio de la vivienda en el último año contrasta con una realidad que muestran las estadísticas oficiales del Colegio de Notarios: la mitad de los pisos se compran al contado pese a que su coste está en nuevos máximos, con 1.836 euros el m2 en mayo, un 6,7% más. Esta aparente contradicción tiene una explicación muy simple: “el acceso a la vivienda se está polarizando cada vez más”, afirma Sergio Nasarre, catedrático de Derecho Civil en la URV y director de la cátedra Unesco de Vivienda.
Para unos, adquirir un piso es tan sencillo como poner el dinero sobre la mesa. Se trata sobre todo de clases medias-altas, tanto residentes como extranjeras, herederos e inversores, apunta Nasarre. Para otros, ni el mercado de compraventa ni el del alquiler –también con precios disparados pese a la contención de rentas en Catalunya y con una escasez rampante– resulta una opción. “Se está expulsando a jóvenes y rentas medias-bajas tanto de la compra como del alquiler convencional, y esto solo crea más tensión y más desigualdad”, añade el catedrático de la URV.
Un trabajador de la hostelería necesita hasta 25 sueldos íntegros para una casa en Barcelona o MadridLa compra al contado tocó mínimos en plena burbuja inmobiliaria. Entonces, solo el 40% de las transacciones se realizaron sin necesidad de financiación hipotecaria, según el Colegio de Notarios. A partir de ahí, la adquisición a tocateja aumentó, con máximos en el 2013, cuando los precios de la vivienda se desplomaron por la crisis del ladrillo y el acceso al crédito se endureció. En ese punto empezaron a disminuir. En el 2024, un 47,3% de las viviendas que se compraron en España contaron con financiación hipotecaria y el resto, (52,7%) se realizaron sobre la mesa. Las últimas cifras del mes de mayo de este 2025, difundidas esta semana, indican que el peso de la financiación aumenta, aunque la adquisición al contado se mantiene cerca del 50%. Estos datos arrojan una proporción mayor de compra sin hipoteca que los del Registro de la Propiedad, de los que se nutre el INE, porque las viviendas que se pagan euro en mano no tienen la obligación legal de inscribirse en el registro, explican desde el Colegio de Notarios. Por tanto, se dan casos en que la escritura de compraventa no llega a realizarse nunca o lo hace tiempo después de la operación. Su información, sostienen estos profesionales, ofrece una foto a tiempo real de las transacciones que efectivamente se realizan cada mes.
Los salarios, la capacidad de ahorro y la ayuda familiar marcan la diferencia. Un análisis de UGT difundido hace apenas unos días incide en este aspecto. Lo trabajadores de la hostelería y el comercio, empleos con una alta proporción de personas jóvenes, sin formación superior o migrantes, tienen serias dificultades tanto para comprar como para pagar un alquiler en las zonas más tensionadas.
Según este, una persona trabajadora de este ámbito necesita más de 52 años de salario neto (dedicando el 40% del mismo) para comprar una vivienda media. En ciudades como Catalunya o Madrid el precio de un piso de 60 m² puede superar los 300.000 euros, lo que equivale a entre 20 y 25 sueldos anuales íntegros de un empleado de la hostelería. “Las tablas salariales de los convenios analizados, comparadas con los precios de las viviendas, muestran que es imposible acceder a un piso en régimen de propiedad”, sostiene el informe.
Las políticas habitacionales actuales dificultan adquirir en propiedad a las rentas medias y bajasEn el caso del alquiler, la situación es aún más dramática. En sectores como la hostelería, el comercio o la limpieza, una persona trabajadora llega a tener que destinar cerca del 100% de su salario neto al pago de la renta en ciudades como Madrid o Barcelona. “En el mejor de los casos, se supera ampliamente el umbral del 40% del salario neto recomendado por los organismos internacionales”, sostienen. En los 195 supuestos analizados por el estudio, solo en el 15% de los casos el alquiler supone menos del 40% del salario neto. “Con los salarios actuales, las personas trabajadoras están siendo expulsadas de hecho del mercado de la vivienda”, concluyen.
Para Sergio Nasarre, las actuales políticas de vivienda tampoco ayudan. “Dificultan adquirir una vivienda a las rentas medias y bajas y el alquiler tampoco es una opción”. En consecuencia, aumentan situaciones precarias como el alquiler de habitaciones.
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