Un mandón Roca Rey no falla en recuerdo de Manolo Lozano

Se guardó un minuto de silencio en honor a Manolo Lozano. Empresario avanzado a su época, entusiasta apoderado. Taurino dominador del arte de la picaresca. Lúcido hasta los últimos días de su vida. De fino sentido del humor, soñador del toreo. Nos dejó este jueves de Corpus como ilustre toledano.
Su último proyecto profesional fue el apoderamiento de Morante de la Puebla, en 2018 al filo de los 90 años. Disfrutó desde la andanada del cielo de una faena plagada de detalles y preñada de verdad al cuarto bis. Inició el trasteo con la vieja estampa del matador sentado en el estribo. Una vez pasado por alto por los dos pitones ligó muletazos que fueron carteles de toros. En los medios le costaba tirar hacia delante al de Daniel Ruiz pero de uno en uno, quedándose muy cerca, mostrando el pecho y tirando de la embestida logró naturales extraordinarios. Paseó una oreja.
Con el que abrió la tarde, con un espectacular 'no hay billetes' después de 16 años —el último con José Tomás— en la centenaria plaza de toros de Toledo, firmó bellos pasajes inconexos por la irregularidad del toro (saludos).
El primer toro de Roca Rey bajó la presentación. Muy anovillado. La figura peruana abrió el compás para lancear hasta los medios en asentadas verónicas. Tuvo buen pitón izquierdo. El peruano se preocupó de cuajarlo por ahí en largos naturales antes de sus efectos encimistas. Un espadazo y un descabello. Dos orejas que se antojaron una exageración. Se le agradeció la brevedad con el quinto, inválido, que despenó tras la segunda tanda (silencio).
La actuación de Tomás Rufo estuvo marcada por la entrega. Se fue a la puerta de chiqueros a recibir al noble tercero. Lo entendió en distancia, altura y velocidad con la mano izquierda. Se desfondó muy pronto (saludos). En el sexto firmó un templado quite a la verónica destapando la calidad del toro. La faena de muleta tuvo el ritmo que le faltó al toro para darle continuidad al trasteo. El buen toro de Daniel Ruiz terminó desentendiéndose después de quince embestidas exquisitas. Rufo mostró su versión más templada antes de una buena estocada. Paseó una oreja tras fuerte petición.
Manolo Lozano fue accionista de la plaza de toros de Toledo y co-propietario de las de Segovia y Baza (Granada). Ojalá estas últimas también le homenajeen con un llenazo y con el toreo que Manolo soñaba.
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