¿Las cosas nuevas cuándo dejan de serlo?

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¿Las cosas nuevas cuándo dejan de serlo?

¿Las cosas nuevas cuándo dejan de serlo?

El deslumbramiento que produce algo nuevo hace a veces perder la perspectiva y no apercibirse de que, tarde o temprano, lo que era nuevo llega un día en que se hace viejo, no hay vuelta de hoja.

Cuando el Barça hizo construir el estadio actual, la voz popular fijó la secuencia “camp nou” con tanta fortuna, que se convirtió en el nombre propio. Desde 1957 han pasado muchos decenios, pequeñas reformas, una gran ampliación y, ahora, la remodelación completa. Pero el nombre no ha cambiado, a pesar del añadido publicitario. De hecho, cuando se inaugure la reconstrucción actual, no podremos evitar añadir el adjetivo nuevo delante, provocando una repetición: “El nuevo Camp Nou”, con este último nou fosilizado. Del mismo modo que lo han hecho todas las Vilanoves, que es cierto que, a pesar del paso de los años, siguen siendo más nuevas que la población vecina de donde se originaron.

León XIII tomó posición sobre los derechos laborales en 1891 con la encíclica ‘Rerum novarum’

Hay otro caso contemporáneo: el de las nuevas tecnologías. Para muchos hablantes, ya no tendríamos que decir nuevas , porque muchas de las que lo fueron ya han sido superadas, se han vuelto obsoletas o, incluso, han sido borradas del mapa. Sin embargo, es inevitable usar este sintagma para diferenciar las tecnologías clásicas de las digitales que han aparecido en este milenio y han cambiado nuestras vidas de modo irreversible. Sobre todo, teniendo en cuenta que muchos de nuestros mayores han quedado descabalgados involuntariamente de esta oleada tecnológica y sobreviven a trancas y barrancas en un mundo analógico cada vez más limitado.

Con la elección del papa León XIV, el nombre escogido por el cardenal Robert Prevost enlaza con el anterior pontífice del mismo nombre. El papado de Vincenzo Gioaccino Pecci, León XIII, se alargó el último cuarto del siglo XIX y hasta a principios del XX, tiempos socialmente convulsos. La revolución industrial comportó un cambio radical en el ámbito laboral y el santo padre tomó posición con la encíclica Rerum novarum (De las cosas nuevas), de 1891.

Las cosas nuevas de la época eran los derechos laborales y sociales, como la reducción de jornadas infinitas o los días de descanso. Desgraciadamente, el mundo de las nuevas tecnologías ha favorecido unos talantes laborales de no desconexión que hacen tambalear muchas de las consecuciones en derechos sociales de nuestros antepasados. Al mismo tiempo, en muchos países en vías de desarrollo, los derechos laborales más básicos siguen sin hacer acto de presencia. Las cosas nuevas de León XIII siguen siendo muy vigentes para León XIV.

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