Un día de oprobio para Estados Unidos

Desde 1945, Estados Unidos no había votado con Rusia en un asunto de Naciones Unidas que afectara la seguridad europea y mundial. El lunes 24 de febrero de 2025, Estados Unidos votó en contra de que la comunidad internacional condene la invasión rusa a Ucrania, hace tres años. Emitió su voto junto con Rusia y otros estados paria como Corea del Norte.
Ayer martes 25 de febrero, María Anastasia O’Grady escribió en su columna del Wall Street Journal que Trump está golpeando a los aliados, mientras se acomoda con los autócratas, estados cuasicriminales y dictadores. Sus bromas –“juveniles”, dice O’Grady– contra Canadá, han galvanizado el apoyo de los políticos de ese país arropando a Justin Trudeau, quien en circunstancias normales estaría ya de salida. También Alemania solidificó su apoyo a los socialdemócratas cristianos con la elección del fin de semana, donde resultó triunfador Friedrich Merz, el viejo rival de Angela Merkel, pero que definitivamente es mejor opción para Alemania y para el mundo que los apologistas del holocausto de Alternative für Deutschland (AfD), partido político apoyado nada menos que por Elon Musk y JD Vance, el poder detrás del trono trumpiano y el vicepresidente obsequioso y lambiscón, respectivamente.
Estados Unidos ya no es un socio confiable, no al menos mientras los republicanos de la corriente MAGA estén en el poder. No es un buen socio para Canadá, no lo es para Europa, y definitivamente no lo es para México. Durante el fin de semana, la economista Patricia Armendáriz, cercana al grupo gobernante en México, hizo uso de su voz virtual en la plataforma X para decirnos que tenemos que diversificarnos, probablemente hacia la cuenca del Pacífico.
No tengo idea de cómo podríamos hacer eso rápido y con pocas fricciones, pero no estoy seguro que el mejor destino sea el Pacífico ¿Qué le vamos a vender a los chinos? Tendríamos que abrirles el mercado de bienes y de inversión en México, lo cual desatará la ira del Agente Naranja y sus esbirros. Creo que hay una mejor apuesta en Europa, el Reino Unido, y los miembros de la Mancomunidad Británica. América Latina y el Caribe serían opciones viables como mercados alternativos, si no fuera porque son naciones marginales en términos de valor económico.
Lo cierto es que Sheinbaum está en un dilema, pero también tiene ocasión para estar feliz. El gobierno de su antecesor parecía estar cerca de los rusos, y si Trump se siente a gusto en Moscú, la doctora encontrará entonces un punto de coincidencia con el Anaranjado, más allá de su campaña contra el fentanilo que el neoyorquino de la cama de bronceado halagó recientemente.
La inestabilidad negociadora, política y emocional de los republicanos MAGA, encabezados por Trump, le meten mucha incertidumbre a la economía mexicana, cosa que no necesitábamos. Pero, no estamos solos (consuelo de tontos, ya sé). Tenemos que trabajar con los otros afectados por los MAGAístas en la comunidad internacional por preservar, en la medida de lo posible, las instituciones post-1945 que el gobierno estadounidense de hoy trata de dinamitar con ahínco y tesón.
El lunes por la noche estuvo en mi clase de Economía Mexicana en la UDLAP, el Dr. Eduardo Suárez, nieto de Eduardo Suárez, quien fuera secretario de Hacienda de Lázaro Cárdenas y de Miguel Alemán. El abuelo de Eduardo negoció la deuda mexicana que llevaba 25 años en default. Fue uno de los arquitectos del milagro mexicano de la década de 1940. Fue co-presidente del Comité de Bretton Woods en 1944-45, junto con Keynes y Morgenthau. Su nieto, un financiero y economista muy capaz, lamentó en su intervención que Estados Unidos esté tan centrado en destruir el orden global que nuestros abuelos construyeron. La historia no se repite, pero rima, y esta está coincidiendo en fascismo, totalitarismo, y ánimo bélico desbocado. De hecho, la historia que cuenta Eduardo Suárez nieto sobre la expropiación del petróleo en 1938 es muy distinta a la narrativa usual: esa fue la contribución de México al esfuerzo de guerra, y Roosevelt la permitió y alentó porque necesitaba contener el poder de Standard Oil y Rockefeller. Musk se parece mucho a Rockefeller, y a lo peor de las élites americanas. Ojalá no necesitemos una guerra para que vengan de nuevo un Cárdenas y un Roosevelt actuando en conjunto para el bienestar del mundo y de nuestra región.
Regresando al voto de la ONU del lunes respecto a Ucrania: bien ahí, México, por votar condenando la invasión de Ucrania. Gracias, Juan Ramón de La Fuente.
elfinanciero