Gabriel Pacheco, ilustrador literario, expone su arte en Torreón

La sala de exposiciones temporales del Museo Arocena es un como un libro abierto, un espacio de lecturas traducidas en imágenes, pues en ella se ha instalado la exposición Figuras del sueño, del artista Gabriel Pacheco (Ciudad de México, 1973), la cual será inaugurada el próximo domingo 22 de junio, en punto de las 11:00 horas.
¿Por qué en domingo por la mañana? La respuesta cuelga de las propias paredes. Más de 30 ilustraciones inspiradas en obras literarias de autores como Federico García Lorca, Antonio Machado, Charles Perrault, Hans Christian Andersen, Rudyard Kipling, JeanneMarie Leprince de Beaumont, entre otros, han sido colocadas a una altura menor de lo normal. No se trata de un error, sino de una intención; las imágenes están destinadas a ser contempladas por un público infantil.
“Los grandes autores construyen imágenes con sus palabras. Algo que me interesa es tocar los temas que ellos están tocando y evocar palabras con las imágenes. A lo mejor, ahí se hace una mezcla, se interconectan y viene la imaginación”.
Actualmente residente en la localidad de Asolo, en la provincia italiana de Véneto, Gabriel Pacheco estudió escenografía en el Instituto Nacional de Bellas Artes, se ha preparado en países como España y Argentina, y cuenta con más de 25 años de carrera como ilustrador. Si bien fue un destino que tomó por accidente, confiesa que siempre lo han habitado imágenes al momento de leer un libro. Entonces recuerda la lectura del primero, cuando tenía apenas ocho años de edad, un ejemplar que tomó de su hermana: Así hablo Zaratustra, de Friedrich Nietzsche.
“Yo no lo entendí, justo eso me llamó mucho la atención, porque había personajes y decía: ‘¿Por qué están escribiendo esto? ¿Por qué está en un libro?’. Y eso fue un detonante. Ya después, de adulto, lo fui entendiendo, pero en aquel momento me hacía imaginar personajes absurdos. Había un personaje, el hombre más feo. ¿Por qué era el hombre más feo? Había un diálogo con las mocas, o ese personaje que bajaba de una montaña. Eran personajes no entendibles para mí”.
UNA EXPOSICIÓN DE INFANCIA ONÍRICA
Gabriel Pacheco está sentado en el espacio lúdico que el Museo Arocena ha instalado para complementar la exposición. Es una mesa de trabajo para niños, estar aquí es como retornar a la infancia. Minutos atrás dio un recorrido a medios locales.
Habló de sus inicios, aseguró que la imagen es una experiencia estética, que la imaginación es una reflexión que debe motivarse, pues incentivarla es un motivo de la creación artística.
“Lo que hago es construir metáforas que, más que ilustrar lo que el texto dice, se convierta en un espacio de preguntas”.
Y en esas preguntas habita Gabriel Pacheco, en un manojo de metáforas trazadas con lápiz y después coloreadas con acrílico. Lo primero es leer el libro, el cuento, la poesía, el relato mitológico. Lo segundo, tomar las alas de Ícaro y surcar el viento alrededor de una idea.
Figuras del sueño es una exposición organizada por el Museo Arocena en colaboración con el Museo Pape de Monclova.
Cuenta con cinco secciones y en ellas se pueden apreciar más de 60 obras en acrílico inspiradas en clásicos de la literatura.
Permanecerá en Torreón durante cuatro meses.
“Yo tengo una idea: las palabras son metáforas. Habito la metáfora porque creo en ella, pienso que la realidad está hecha de metáforas”.
Pacheco es un artista que cree en las metáforas; las habita y observa en cada momento. Por eso considera que, si algo une a los distintos relatos que conforman su exposición (Caperucita Roja, La Bella y la Bestia, La sirenita, El libro de la selva, el mito de etcétera) es su profundidad literaria y el atrevimiento para hablar sobre la naturaleza humana.
“¿Sabes cómo los imagino? Son textos profundos, que parecieran habitaciones vacías, pero listas para que tú las amuebles. Y en general, hablan de la persona, del ser humano. Todas indagan algún aspecto del ser humano. Es como si tuviera un curso de filosofía o de conocimiento humano a través de estos grandes escritores”.
Por último, el artista se dijo emocionado de que la exposición esté pensada para niños, pues las sociedades contemporáneas suelen ser represivas con las infancias y la sala del Arocena supondrá un espacio para imaginar con libertad y contemplar cada una de las obras. Tal vez, a final de cuentas, la infancia es una patria que se sueña todos los días.
“Al inicio, las imágenes son la pregunta de algo, y cuando cierro el libro son respuestas de algo. A través de la experiencia del trabajo artístico, yo termino con algo que no sabía”.
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