Vanoli, cambios de oro: de Elmas a Gineitis, ocho goles desde el banquillo hacen brillar a Toro
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Poco a poco se va convirtiendo en uno de esos hábitos de Tauro a través de los cuales recordar –o por qué no, contar– una temporada. Es una película agradable propuesta y re-propuesta durante el campeonato bajo la dirección del vareseño Paolo Vanoli. El Torino marca, y con bastante frecuencia, con jugadores que entran desde el banquillo durante el partido. Se puede definir como el efecto cambio, que en principio debería explicarse con números: ocho goles desde el banquillo, el 27,5% del total. En las primeras veintiséis jornadas del campeonato, los granata han marcado un total de veintinueve goles. Los dos últimos son muy frescos, de hecho son recuerdos muy frescos: la perla con el pie derecho de Elmas, acompañada de un túnel y rematada con un globo muy suave en Bolonia. Y hace tres días el quirúrgico (y potente) zurdazo del veinteañero Gineitis con el que eliminó al Milan. En orden cronológico, la última perla fue la firmada por el lituano, en una noche intensa, infinita y, en muchos sentidos, inolvidable. Y también era el más pesado. Lo que certifica un fenómeno: el banco Granata funciona. Bien.
Y así, continuando la discusión a través de los números, porque el Torino, gracias a su banquillo, ha hecho literalmente trece. Sobre el terreno de juego, los datos fueron útiles: los goles marcados por los jugadores que entraron como suplentes durante el partido sumaron trece puntos a la clasificación del equipo entrenado por Paolo Vanoli. Se trata de una estadística importante, es una de las más significativas de todo el campeonato de la Serie A. Por ejemplo, solo la Lazio (catorce goles gracias a los suplentes) y la Atalanta (nueve) se sitúan por delante del Torino en esta clasificación especial: los Granata se colocan así en el podio, en el tercer puesto, en el ranking de goles de los suplentes. Un hecho que, al final, cuenta un elemento bastante claro: la empresa ha entregado a Vanoli un equipo profundo y de calidad, respecto al cual el entrenador ha sabido gestionar todos los recursos. "No dejo a nadie atrás: conmigo todos tendrán oportunidades durante el campeonato, porque somos un grupo", ha sido siempre el primer mandamiento de Vanoli.
Los goles de Toro desde el banquillo son ocho. Al examinar esta estadística, surge un enfrentamiento sin precedentes (y también inusual). Se trata del duelo entre Che Adams y Gvidas Gineitis, que compiten por el premio de máximo goleador como suplente de Toro. Adams lidera la tabla con tres goles, y en el triplete figura la perla del 13 de diciembre (jornada 16) en Empoli que valió el golpe en Toscana: una "parábola a lo Maradona" directamente desde el centro del campo. Previamente, Adams había hecho latir más rápido los corazones de los aficionados granata en la quinta jornada (20 de septiembre) en Verona al marcar el gol del 2-3. En la siguiente jornada, en casa ante la Lazio (29 de septiembre), su gol no fue suficiente para completar la remontada (2-3 para los biancocelesti). La historia de Gineitis es más reciente: es la del orgullo del empate de Florencia (1-1, vigésimo primera jornada) y del valiente gol de los tres puntos contra los Devils en la última noche del sábado del campeonato.
Los fanáticos de Toro seguramente recordarán el 5 de octubre, porque fue el día en que Duván Zapata se lesionó. Pero aquella noche, en el San Siro, sede del Inter, en la novena jornada de la Serie A, Nikola Vlasic había comenzado con eficacia su temporada al marcar el 3-2 definitivo para los nerazzurri de penalti después de haber salido del banquillo poco antes. En varios momentos del campeonato, el banquillo aportó una buena dosis de imaginación a Toro. No sólo Vlasic, el 25 de octubre (novena jornada) un remate del jovencísimo Njie dio la victoria local ante el Como (1-0). Historias de la primera mitad de la temporada pero que conectan bien con el presente. Porque el Bolonia es un destello de anteayer, con la joya aplaudida estrenada por Elmas. Para los macedonios fue el comienzo, lo mejor está por venir. Mientras tanto, el efecto del cambio está ahí y se puede ver.
La Gazzetta dello Sport