Goles, autógrafos, dialecto y... Totò: la nueva vida de Pohjanpalo en Palermo

Joel Pohjanpalo es alguien a quien le encanta sentirse parte de una ciudad, vivirla, identificarse con ella. Lo hizo en Helsinki, luego en Leverkusen, en Venecia y ahora lo hace en Palermo. Compró una casa en pleno centro histórico, como lo había hecho en la Laguna donde era el único que no vivía en tierra firme. Sale, vive en contacto con la gente, firma autógrafos. Manteniendo siempre un perfil bajo, lo importante es dejar que el discurso hable. Y hasta ahora lo ha hecho muy bien: tres partidos, dos goles y una asistencia. Era difícil imaginar un comienzo mejor que éste.
En la Serie B este año se habla cada vez más de una crisis de delanteros. Uno por encima de todos, Coda. El exdelantero del Genoa y del Cremonese está teniendo problemas con la Sampdoria: solo seis goles desde agosto hasta hoy. Joel llegó a Palermo para solucionar el problema del gol en casa del Rosanero. De hecho, tanto Le Douaron como Henry y Brunori no estuvieron a la altura de las expectativas iniciales (11 goles en 3 entre Liga y Copa Italia) y el club optó por hacer un gran movimiento en enero para apuntar al ascenso. Desde que llegó el finlandés, el equipo de Dionisi no ha perdido: un gol para alcanzar al Mantova hace dos sábados, el sello definitivo en la victoria sobre el Cosenza el domingo pasado. En una palabra: impacto. Y ojo, no son sólo los objetivos. Pohjanpalo se integró inmediatamente en Palermo. Es un jugador de equipo, anima a sus compañeros y los aficionados ya están locos por él. Eligió el número 19 -ya lo había tenido en Hamburgo hace cinco años- pero esta vez tiene un doble significado: sabía también que era el número que tenía Totò Schillaci en las Noches Mágicas de Italia 90, sonrió y dijo que estaba feliz de haberlo elegido. Quien sabe, quizá traiga buena suerte.
Hoy en Palermo lo podéis encontrar en el centro junto a su esposa Catharina y su hija Penélope. Tal como lo hizo en Venecia. Sube y baja por las calles del centro, compra en la verdulería, habla con la gente y respira la ciudad. Regate seco entre turistas y goles, con la sencillez como tarjeta de presentación para mostrar. Quienes lo conocen (tiene 2/3 periodistas finlandeses que lo siguen en cada etapa de su carrera) lo describen como alguien que quiere saberlo todo sobre el lugar donde está, un apasionado de la historia y la cultura local. En Venecia, menos de un año después, hablaba como un “viejo de Sestriere”, un auténtico local. En Helsinki produce su propio vino, tiene una tienda de vinos, se informa, se apasiona, estudia. En Palermo también en este ámbito las cosas se están moviendo rápidamente. Pronto podrá actuar como guía.
Pohjanpalo eligió el equipo rosa y negro a pesar de llegar de la Serie A (había marcado 6 goles desde agosto) dejando un lugar como Venecia que lo quería y donde se sentía como en casa. Eligió la Serie B, sin la certeza de lograr el ascenso. En la selección nacional siempre es titular, juega con regularidad y sus goles y actuaciones convencen al técnico Kanerva a convocarlo, independientemente de la categoría en la que juegue. En Palermo, sin embargo, llegó para ser protagonista y el comienzo estuvo absolutamente en línea con las expectativas. Aquel que entre todas sus pasiones siempre tuvo como profesión favorita la de marcar goles y que hasta que marcó mil goles anotó todos sus goles en una libreta, que luego se convirtió en un archivo Excel. Luego se detuvo, pero quién sabe qué tan alto sería el recuento ahora. En Palermo, dado cómo empezó todo, la sensación es que hay varias columnas por sumar. O al menos esa es la esperanza.
La Gazzetta dello Sport