El editorial. ¿Por la fuerza o por la diplomacia?

Actualmente operan dos lógicas en Oriente Medio. Las próximas semanas mostrarán cuál prevalecerá.

Una es militar, basada en la fuerza y en hechos consumados. Las operaciones llevadas a cabo por el ejército israelí tras los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023 fueron de legítima defensa. La decisión de desmantelar a Hamás en Gaza y derrotar a Hezbolá en el Líbano no pudo ser discutida, ni tampoco la de neutralizar el "eje de resistencia" establecido por Irán. Pero nada justifica la hambruna impuesta ahora a la población civil de Gaza, ni las acciones de los colonos israelíes en Cisjordania.

La otra lógica en juego es diplomática. Podría haberse considerado impotente desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Pero la situación podría haber cambiado. Francia, a través del presidente Macron, está detrás de esta nueva secuencia, anunciando el reconocimiento del Estado de Palestina en septiembre en las Naciones Unidas. El Reino Unido se ha unido a esta postura, al igual que Canadá y Portugal. Antes de estas declaraciones, casi 150 países ya reconocían el derecho de los palestinos a un Estado.

La conferencia organizada por Francia y Arabia Saudita en Nueva York generó más motivos para esperar que se esté gestando una vía diplomática. Varios países árabes, incluidos algunos que aún no reconocen a Israel, exigieron el desarme de Hamás y su eliminación de cualquier forma de gobierno.

La iniciativa diplomática aún enfrentará obstáculos que superar. Queda un largo camino por recorrer desde el reconocimiento de un Estado palestino hasta su existencia; se requieren instituciones y organizaciones creíbles. El reconocimiento debe ser mutuo: el reconocimiento de Palestina no puede lograrse sin que los vecinos de Israel garanticen su derecho a la existencia y la seguridad. Ninguna solución diplomática es posible sin el retorno de los rehenes restantes. Y nada puede lograrse sin la participación de Israel y sin el apoyo de Estados Unidos. El camino es estrecho. Pero hay esperanza.