Ante la oleada de teorías conspirativas, el gremio médico no quiere hacer olas

El proceso contra Le Scouarnec concluyó después de tres meses de sumergirse de lleno en los vericuetos de una mente profundamente perversa y la exposición repetida de los dramáticos fallos de las autoridades judiciales y sanitarias que podrían haber puesto fin a décadas de violencia sexual atroz contra niños mucho antes.
Los representantes de estos organismos —el ministerio, las agencias regionales y la DDASS—, que creen regularlo todo en el sector sanitario, han desviado la culpa y revelado su incompetencia. Pero en medio de esta farsa, es la actitud del colegio médico la que plantea más interrogantes. Sobre todo porque, tras años de complacencia, el colegio, para asombro de las asociaciones de víctimas, ha interpuesto una demanda civil, considerándose así víctima... de lo que no evitó, enviando a juicio, a veces bajo amenaza de orden judicial, a expresidentes que mintieron sobre sus respuestas a los denunciantes o minimizaron su inacción.
Las víctimas anunciaron su intención de presentar una denuncia ante los tribunales administrativos contra la Agencia Regional de Salud (ARS), los hospitales implicados, el Ministerio de Salud y el Colegio de Médicos. Y el juicio posterior fue una experiencia enriquecedora para mí, como médico. La mayoría de los ciudadanos desconocen el funcionamiento de los tribunales administrativos.
Libération