Es hijo de una ex leyenda del Real Madrid y será una de las atracciones de la temporada.

Para los Redondo, el fútbol no es solo un deporte; es una lengua materna, una religión familiar, una historia de sangre y balones compartidos. Fernando sigue siendo el arquetipo del centrocampista elegante, aquel que iluminó al Real Madrid en los 90, con esa rara habilidad para ser a la vez centinela y conductor. A su lado, su hijo Federico toma ahora el relevo, como si la saga tuviera que reescribirse generación tras generación.
Nacido en Madrid, formado en Argentinos Juniors y criado a la sombra de Lionel Messi en el Inter de Miami, Federico encarna este puente entre continentes y épocas. Hoy, en el Elche, descubre por fin la Primera División, en el mismo país que convirtió a su padre en un icono. El paralelismo es asombroso: misma posición, misma elegancia, misma visión. «Intento jugar como mi padre», confiesa, consciente de su legado, tan importante como prestigioso.

El linaje no termina ahí. Federico, nieto de Jorge "Indio" Solari, no pudo escapar de este destino. En sus labios, las palabras resuenan como un juramento: "Mi padre era el mejor en esta posición". "Hay pocos jugadores en esta posición que pudieran hacer todo lo que mi padre hacía. Podía ganar la pelota, conectar defensa y ataque, y perder al rival jugando de 5", dijo hace unos meses en una entrevista con La Nación. Un linaje asumido, sin complejos, con una madurez poco común a sus 22 años.
Su paso por la MLS, junto a Messi y bajo la atenta mirada de Beckham, le brindó una experiencia cosmopolita y un profundo sentido del juego. Pero es en España donde Federico quiere escribir su historia. El Elche lo presenta como el heredero natural de una elegancia innata, un fútbol que se piensa antes de ejecutarse.
L'Internaute