De los fabricantes japoneses a los acentos italianos, la revolución cultural de Yamaha y Honda para volver a la carrera de MotoGP
En el motociclismo, una disciplina en la que los equipos compiten a la décima de segundo, pasar casi dos años sin realizar pruebas está destinado a tener graves consecuencias. La pandemia de Covid-19 también ha precipitado el colapso de los fabricantes japoneses en las competiciones internacionales. Los confinamientos fueron estrictos en Japón y tuvieron que ralentizar el desarrollo de sus máquinas entre 2020 y 2022. En MotoGP, acumulan un retraso significativo en comparación con los europeos. Así lo observa Claude Michy, organizador del Gran Premio de Francia de la disciplina, que se disputa en Le Mans del 9 al 11 de mayo.
La crisis sanitaria ha contribuido a poner fin a casi medio siglo de supremacía japonesa en la principal categoría de velocidad. "Durante mucho tiempo, su dominio no fue cuestionado, porque los fabricantes europeos carecían de medios para competir", recuerda Lucio Cecchinello, manager de LCR Honda, el equipo B de la firma tokiota.
Los años 2000 estuvieron marcados por el reinado del italiano Valentino Rossi, primero con Honda y luego con Yamaha, antes de la llegada de los pilotos españoles. Jorge Lorenzo (Yamaha) y Marc Márquez (Honda) acumularon títulos mundiales hasta 2019. La victoria de Joan Mir en 2020 con Suzuki fue el canto del cisne para el conglomerado de Hamamatsu, que se retiró de toda competición a finales de 2022.
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Le Monde