Las gargantas de Carança: una caminata vertiginosa por la ladera de la montaña en los Pirineos Orientales

Estrechas e inhóspitas, las Gargantas de Carança en Thuès (Pirineos Orientales) son un destino privilegiado para los amantes del senderismo y las emociones fuertes. ¡Siempre y cuando se tomen algunas precauciones!
Por Yann KervenoAunque el lugar es muy popular y concurrido, necesitarás llevar buen calzado para recorrer las gargantas de Carança y no ser propenso al vértigo. Pero la zona merece la pena si no la conoces. El Carança es un torrente que nace en los lagos situados bajo la cresta fronteriza que separa las dos Cataluñas. Descendiendo desde más de 2500 m de altitud, ha trazado un tortuoso camino a través de las gargantas homónimas para desembocar en el Têt.
El acceso a las gargantas fue posible al final de la Segunda Guerra Mundial, pero si bien el proyecto es ahora una atracción turística, en aquel entonces se trataba de excavar un túnel para desviar parte del caudal del torrente hacia la central hidroeléctrica situada más abajo. Los obreros excavaron un sendero a través del acantilado utilizando los medios disponibles en aquel momento para transportar los materiales necesarios para esta obra y la construcción de una pequeña presa.

Es a través de esta impresionante cornisa que ahora se puede acceder, sin demasiada dificultad, a la segunda parte de las gargantas, que es igual de espectacular. Una serie de pasarelas metálicas y puentes colgantes se encuentran fijados a los acantilados para cruzar el torrente cuando las gargantas son demasiado estrechas.
Y aquí, la historia es aún más antigua, ya que el trazado de este camino sobre el agua sigue el de un canal de madera de más de 2 km, construido en el siglo XIV para permitir bajar la madera cortada más arriba en el valle... Canal que fue arrasado por el gran aguacero de 1940, entre otras devastaciones provocadas por este episodio mediterráneo particularmente violento.
Una vez cruzadas las cornisas, se puede acceder a estas pasarelas. Sólidas e impresionantes, hay unas diez, numeradas para facilitar el acceso a los rescatistas, que se ven obligados a acudir con frecuencia para rescatar a personas perdidas o heridas.

Un pequeño puente de piedra, tras dos horas de caminata, marca el final del sector peatonal. Aquí, tienes que elegir: dar la vuelta o continuar hacia los pastos de verano, el refugio, o dirigirte hacia los lagos, la cresta. ¡Siempre y cuando vayas bien preparado!
Le Parisien