En Kyiv, las imágenes de Oleksandr Glyadelov desafían las bombas

Todo está desordenado en su antiguo apartamento en Kiev, un edificio construido bajo los zares y restaurado en 1945 durante la Unión Soviética. Al entrar, parkas, dos brazaletes de prensa, un chaleco antibalas: el revoltijo de un hombre en la calle. Para llegar a la cocina, hay que sortear los contenedores donde el dueño revela su película de 35 mm e imprime sus imágenes. Bidones y tubos de ensayo para medir productos químicos se alinean en la ducha. «El único lugar donde me desprendo de mi Leica», admite Oleksandr Glyadelov, de 69 años, uno de los grandes fotógrafos ucranianos contemporáneos.
"Sacha" pasa su vida con su cámara, casi siempre lejos de su apartamento-laboratorio. Aunque ha viajado mucho (Georgia, Azerbaiyán, Moldavia, Armenia, etc.), su M6 no ha captado prácticamente nada de la vida en su país en los últimos treinta y cinco años. Estuvo presente en Chernóbil. Fotografió la bandera nacional izada en julio de 1990 frente al Ayuntamiento de Kiev. Su serie sobre niños de la calle fue su forma de narrar el caos de la década siguiente. De esta época, los años 90, datan su pelo largo, sus brazaletes indios y su bigote blanqueado.
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Le Monde