En el Festival de La Roque-d'Anthéron, la interpretación desvergonzada del piano de Dmitri Masleev

Hay tardes crueles en un festival donde, noche tras noche, se suceden los mejores toques de piano, donde las yuxtaposiciones fortuitas imponen una comparación razonada. Haber escuchado al coreano Saehyun Kim el día anterior en un Mozart soberano, con sus curvas cinceladas y coreográficas, ciertamente no le sirvió al ruso Dmitri Masleev, quien actuó el jueves 24 de julio en el escenario del Parc de Florans, en La Roque-d'Anthéron (Bouches-du-Rhône). Sonata n.º 8 K. 310. Parecía muy plano y lineal, para ser honesto, un poco terrenal, incluso realista.
El piano de Fazioli no ayuda, pues su brillantez aplana los planos sonoros, como esas rampas de luz que deslumbran, impidiendo percibir relieves y colores. La pieza central de los tres movimientos mozartianos no es otra que el Andante cantabile con espressione de Masleev. Se despliega sin ninguna preocupación real por la doble exigencia de canto y expresividad. Pasan largos túneles, una impresión que el Presto , cuyo ritmo punteado ya suena a Beethoven, no podrá borrar.
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Le Monde