El Festival de Cine de Locarno apuesta por una programación soleada y combativa, como una resistencia a la actualidad.

Al igual que otros grandes eventos artísticos, el Festival de Cine de Locarno, un paraíso para los cinéfilos a orillas del Lago Mayor en Suiza, se asemeja cada vez más a un pequeño paraíso sacudido por la ola de acontecimientos actuales. Las guerras se afianzan (Ucrania, Gaza, etc.) y la imaginación se llena de imágenes cada vez más insoportables de la realidad. ¿Cómo podemos, entonces, programar en un mundo donde el horizonte se oscurece? ¿Qué podemos retener del flujo cada vez mayor de obras que llegan a las pantallas de los selectores (en Locarno se recibieron 6.373 películas, incluyendo cortometrajes y series)?
La 78.ª edición del evento suizo, que se celebra hasta el 16 de agosto, apuesta por un programa combativo y alegre, explica su director artístico, el italiano Giona A. Nazzaro, sopesando cada una de sus palabras en francés. "¿Cómo podemos encontrar películas que, con su creatividad y lenguaje, aborden la complejidad de los tiempos? En la situación de Gaza, el lenguaje ha encontrado sus límites. Hay dos tragedias: la actual y la que tendremos que afrontar mañana: ¿cómo podemos dialogar, perdonar, reconstruir?", resume.
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Le Monde